Las cinco averías más frecuentes de un coche y cómo evitarlas

Con la inflación también desatada y las familias haciendo cábalas para reducir su consumo, el ahorro es cada vez más importante porque cualquier gasto extra puede generar un desbarajuste en el imposible equilibrio por cuadrar números estos días.

Una avería en el coche puede resultar fatal y arruinar los sueños de descanso estival. La falta de cuidado de la mecánica sumado al desgaste propio del uso daña los automóviles, que pueden acabar en el taller e incluso comprometer la seguridad de sus ocupantes.

Según RACE, estos son los cinco sistemas que sufren averías con mayor frecuencia en un automóvil, según datos sobre asistencias en carretera proporcionados:

Es la avería más común, en general provocada por descuidos de los conductores. Con una vida útil que oscila entre los 3 y los 5 años, un batería requiere poco mantenimiento. Basta con una revisión periódica cada, aproximadamente, 10.000 kilómetros para comprobar la carga y que no deje tirado al conductor en carretera.

Ocupan el segundo lugar en lista de averías más frecuentes. El desgaste mínimo permitido es de 1,6 milímetros en las ranuras principales. Retrasar su sustitución, no revisar desperfectos como bultos o desgastes irregulares en zonas concretas, y circular con una errónea presión de inflado suelen ser los principales desencadenantes.

Requiere cuidados periódicos, sobre todo en los sistemas de lubricación y refrigeración, así como la sustitución de filtros y correas y otras piezas en mal estado. Escatimar en revisiones periódicas puede ocasionar algunos de las daños más graves y caros de reparar. Más vale prevenir que lamentar

Genera la electricidad que acumula la batería y que permite el funcionamiento del motor y los sistemas de ayuda a la conducción. Es un elemento muy caro y los defectos de funcionamiento en el arranque, el alumbrado o los limpiaparabrisas, suelen depender de él. Lo recomendable es pedir en el taller que revisen que funciona correctamente y carecer de fallos.

Es la pieza que se encarga de poner en marcha el motor principal y puede fallar a causa del desgaste, especialmente si se utiliza el sistema 'Start-Stop'. Basta girar la llave de contacto para intuir al mal funcionamiento porque el arranque será dificultoso. Sus fallos hacen 'sufrir' a la batería y pueden forzar otros sistemas como la distribución, si se encuentran en malas condiciones. En los coches electrificados, este elemento desaparece ya que el motor eléctrico realiza su función. En la mayoría de los vehículos de motores térmicos tradicionales el coste de sustitución suele ser bastante elevado.

Junto a estos cinco elementos, otros sistemas como la bomba de inyección (motores diesel), el embrague, la bomba de agua del sistema de refrigeración, la caja de cambios (manual), el turbo o la distribución también se encuentran en los que más averías sufren, tanto por un por mal uso como por falta de mantenimiento.

Por último, otro sistema que debe mantenerse en perfectas condiciones, pues es fundamental para la seguridad vial, es el alumbrado. Una lámpara fundida, no impide al vehículo seguir circulando pero puede provocar una situación de riesgo.