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Audi ha sacado la versión RWD del R8 V10 que entrega 570 CV. de potencia. Toda esta caballería se transmite al eje posterior a través de un cambio automático S tronic de 7 velocidades. Las prestaciones son asombrosas, pues hace el 0-100 en tan ... sólo 3,7 segundos, y es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 330 km/h. La carrocería está construida en aluminio y dispone de un diferencial mecánico de deslizamiento limitado que distribuye el par en función de la situación de conducción. La electrónica permite disfrutar de este modelo, próximo a un coche de competición, como si se tratase de un piloto experimentado, ya que se encarga de corregir los posibles errores que se produzcan por darle gusto al acelerador. También dispone de una tecla en la consola central que permite desconectar el sistema de tracción, aunque no es muy recomendable si no estamos conduciendo en un circuito con medidas de seguridad. Audi ha adaptado la suspensión y la dinámica de conducción a la propulsión trasera, y cuando se activa el modo deportivo del control electrónico de estabilidad (ESC), el sistema permite realizar derrapes controlados.
Dispone de cuatro modos de conducción que se seleccionan mediante un pulsador situado en el volante. En el modo «comfort» se puede circular por autopista y realizar trayectos largos con unos consumos razonables que le permiten los 600 kilómetros de autonomía del depósito. En el modo «individual» se puede personalizar en función del gusto de cada conductor. Los modos más deportivos son el «sport» y el «dinamic», donde se consiguen el máximo de prestaciones y sensaciones únicas al volante.
La suspensión deportiva RWD se ha diseñado con un esquema de dobles trapecios específico para esta versión. Las llantas de aluminio son ultraligeras y disponibles en 19 y 20 pulgadas. En opción también se pueden conseguir unas llantas Cup con neumáticos 245/30 R20 delante y 305/30 R20 detrás, y como no, en opción se pueden elegir unos eficaces discos de freno cerámicos. Los que monta de serie cumplen a la perfección la función de detener el vehículo en las situaciones más extremas. De hecho, lo que más llama la atenciones su extraordinaria capacidad de frenada.
El interior del R8 V10 está diseñado para ser ocupado por dos pasajeros, tanto el asiento del conductor como el del copiloto son de tipo «baquet» para asegurar una perfecta sujeción del cuerpo. Detrás de los mismos se puede colocar una pequeña bolsa de viaje, una chaqueta y poco más. Dispone de una pequeña guantera entre los asientos y un espacio para dejar el móvil en el túnel de la transmisión. Mediante un pulsador situado en la puerta del conductor tenemos acceso al pequeño maletero que se coloca en la parte delantera del vehículo con espacio para el equipaje de un fin de semana.
Este modelo se fabrica en la factoría alemana de Bollinger Hofe, en gran medida de forma artesanal, y se puede elegir con la carrocería Coupé y la descapotable Spyder.
Los precios de la versión Coupé se inician en los 175.600 euros, mientras que el Spyder cuesta 190.400 euros.
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