Lotería de Navidad 2017 | De la lluvia de millones a los premios menores

El goteo se inició poco antes de las once de la mañana, a Gijón llegaban 60.000 euros a través de diez décimos de un quinto, el 03278. En la administración de la calle Manso número 3 se enteraban por EL COMERCIO. «Todo es alegría por vender el número, es el primer premio que damos del sorteo de Navidad y esperamos que no sea el último, la pena es no tener en el bolsillo un décimo», explicaba Borja Álvarez, trabajador de la administración –que regenta David Castro–, que confirmaba que se vendio durante el verano, aunque ignoraba quiénes podían ser los afortunados. «Es un número feo que a la gente no le suele gustar porque empieza por cero, pero a mí suelen dar buenas vibraciones», apunta Borja sobre el 03278 afortunado.

Media hora después, llegaba otro quinto. Más ceros en el inicio para el 00580, que tuvo sendos pellizcos en Avilés y Ribadesella. En el despacho de lotería de El Carbayedo, en la calle de Severo Ochoa número 3 de la villa del Adelantado, tocó un décimo despachado por máquina. Olga Sambricio y Lucía Fernández regentan esta administración –que ya dio algún pellizco el año pasado– desde mayo de este año y este es el primer premio grande que dan, aunque confían en que el «dinero llame al dinero» y no sea el último. En Ribadesella, otro tanto de lo mismo. En la cafetería Capri despacharon a través de máquina otro décimo afortunado. Tote Cuervo, el camarero, creía recordar esta mañana que fue él mismo quien lo vendió hace un par de meses a una señora de fuera de Asturias de unos cincuenta años. El número tan corto se le quedó grabado. «Era un número raro, por eso me llamó la atencion», afirma. Llevan cuarenta años con el despacho mixto y es la primera vez que venden un premio de Navidad. «Es muy emocionante», afirmó José María Vicente, el propietario del establecimiento, que hace seis años dio un premio de la primitiva de 8.000 euros. Y aunque el premio era pequeño, el bar se llenó a rebosar de público que quería compartir con los propietarios la buena noticia. En total, 12.000 euros dejó en Asturias el 00580.

Pasaban las horas, iba cayendo el goteo de pedreas, salía por fin el Gordo –que dejaba dos décimos premiados en Corvera y Avilés, 800.000 euros– y Asturias seguía huérfana ya no de millones, sino simplemente de miles de euros. Pero pasadas las doce y media, otro quinto, el 22253, repartía pellizcos por toda la geografía asturiana. A saber: Gijón (dos décimos en la calle Corrida, uno en la calle Manso 3 y otro en Ezcurdia 98 ), El Franco (dos décimos), Siero (uno en Paredes, en Intu Asturias y otro en el Carrefour Azabache de La Fresneda), Piloña (un décimo e la administración de la Calle Covadonga 30 de Infiesto), Mieres (uno en el Centro Comercial Caudalia), Villaviciosa (uno en la calle Cervantes, 31),Oviedo (diez décimos en la calle Gil de Jaz y uno en Jovellanos, 8). En total, 22 décimos, que a seis mil euros cada uno da 132.000 euros.

En la calle Gil de Jaz la alegría era grande. En la administración número 29 de Oviedo, Esteban Morales relataba que despachó los décimos a principios de septiembre, pero solo recuerda a uno de los compradores. Era un hombre y lo recuerda porque le llamó la atención la presencia de numerosos ‘doses’. En total, 60.000 euros para Oviedo, a los que añadir los otros 6.000 de la calle de Jovellanos.

En el número 32 de la calle Corrida de Gijón se ubica la administración número 6. Allí, Giovanna Paciolla, que lleva ocho trabajando en establecimiento, no disimulaba su alegría: «Estoy muy contenta, espero que vaya para alguien que lo necesite», apuntaba. Lo vendió a través de la máquina y no sabe quiénes pueden ser los afortunados.