Este 2021 se cumplen 250 años desde que los niños de San Ildefonso comenzaran a cantar los premios de la Lotería de Navidad. Diego López fue el primer alumno de la Residencia Internado de San Ildefonso que cantó un número premiado de la lotería española. Lo hizo el 9 de marzo de 1771, cuando en España reinaba Carlos III, explica Loterías y Apuestas del Estado (SELAE).
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«La Dirección de Loterías realizó entonces una donación de 500 reales al colegio por esta colaboración. Desde aquella fecha los escolares del colegio son parte de la historia de nuestra Lotería Nacional», recuerda la entidad.
La institución cuenta con una larga tradición en la atención y cuidado de la infancia. Desde sus orígenes en el siglo XV se ha ido adaptando a los diferentes momentos históricos hasta llegar al actual en el que la Residencia es un recurso de carácter socioeducativo del Ayuntamiento de Madrid, que atiende a 60 niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 14 años, cuyas familias presentan dificultades de carácter socioeconómico.
El Colegio San Ildefonso dejó de ser un orfanato para convertirse en un internado para chicos exclusivamente. A finales de los años 60 se admitió la entrada de los primeros alumnos externos y no fue hasta 1981 cuando llegaron las primeras niñas. Ya en los 90, el Colegio se dividió en dos instituciones que comparten sede: la residencia-internado y el propio centro escolar.
Existen múltiples teorías sobre su tradicional cántico de cada 22 de diciembre. Una de ellas es que sus «alumnos ya cantaban antes de la Lotería de Navidad por las plazas y hacerlo durante el sorteo es simplemente un paso más por el que a cambio recibían una limosna», explican en la página web de la Lotería de Navidad.
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Es del internado de donde se eligen a los menores que protagonizan el sorteo de la Lotería de Navidad. En concreto, son 32 los niños de San Ildefonso escogidos, 10 niños y 22 niñas de entre 8 y 14 años, quienes se presentan voluntarios.
Sin embargo, no todos pueden ser seleccionados. Tal y como explicó en una entrevista Charo Rodríguez, directora de la Residencia Internado San Ildefonso de Madrid, en el Sorteo de Navidad participan cuatro niños y niñas por cada tabla, dos lo hacen cantando número o premio y dos extrayendo las bolas correspondientes. «Iniciamos la preparación con los niños y niñas que se presentan voluntarios a quienes vamos probando las voces y seleccionamos a quienes tienen un buen timbre, proyección y pronunciación clara, ya cuentan con una edad aproximada de ocho años y altura física suficiente», apunta.
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Los elegidos, que se presentan con la ilusión de formar parte de la historia de un evento tan importante, empiezan a ensayar su gran día en octubre para que nada falle el 22 de diciembre.
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En relación con los beneficios pedagógicos, Rodríguez detalla que participar en esta actividad «mejora el conocimiento de sí mismo, de las habilidades y fortalezas, así como la capacidad para manejar emociones y por tanto incrementa la confianza en sí mismo y la autoestima».
Asimismo, explica que «favorece la capacidad de atención y concentración tan necesarias en el mundo de hoy». «Por otro lado, al ser una actividad que se realiza en equipo, con ella mejora la relación con los demás, la cooperación y la colaboración, la comunicación y expresión, también mejora mucho la voz, pues se aprende a proyectarla, a hablar más claro, a tener mejor dicción. Por último destacar que los niños y niñas se acostumbran a hacer bien una tarea, a implicarse y a ser responsables», comenta.
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