Igual que la llegada de los turrones a los supermercados, de los adornos navideños a los grandes almacenes o de los vestidos de fiesta a las tiendas de ropa, el anuncio de la Lotería de Navidad, cuyo fin es promocionar la participación de los ciudadanos en el Sorteo Extraordinario que este año se celebrará el próximo 21 de diciembre, es una de las piezas clave de las fiestas. Su emisión se convierte en fuente de inspiración para las críticas de forofos y detractores que lanzan argumentos en favor y en contra del anuncio que ese año marca el inicio de la cuenta atrás para Navidad.
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El caso es que, durante ocho años, ese anuncio estaba protagonizado por 'el calvo de la Navidad', una figura convertida en icono de una de las épocas más dulces y conmovedoras del año, pero también una de las que más dinero mueve. Sin embargo, en el año 2006 se produjo un cambio, el calvo desapareció en favor de unos anuncios más conmovedores, más reales, más sufridos. Y Oviedo se convirtió en el escenario en el que se produjo ese cambio, con Trubia, Verdicio y Luanco como telón de fondo y con el Teatro Campoamor, el mercado del Fontán y el Paseo de los Álamos del Parque San Francisco como puntos de referencia. Ricardo Pérez sería el encargado de dirigir este viaje que, con Asturias como eje, rotaba alrededor de un lema tan transparente como: 'Lotería de Navidad: es lo que toca'.
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