Francisco Apaolaza
Lunes, 16 de noviembre 2015, 08:24
Atascos, gente en los cafés y el metro atestado: París se ha levantado como cualquier lunes después de un fin de semana de pesadilla. Las conversaciones no abandonan los atentados del viernes ni el bombardeo de Raqqa, pero la ciudad va recuperando por fuerza la normalidad.
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Los colegios, universidades y centros educativos de la capital han abierto sus puertas, aunque quedan anuladas todas las excursiones y los alumnos de las zonas afectadas por los ataques recibirán ayuda de grupos de atención psicológica. Los gimnasios, centros deportivos y museos también abren hoy sus puertas con normalidad.
Aunque se teme un descenso de visitantes debido al temor ante nuevos atentados, la capital francesa busca volver a la normalidad cuanto antes y desde el Ministerio de Cultura francés ya se ha anunciado la apertura de algunos de sus museos y puntos culturales más importantes, incluida la Torre Eiffel.
La ciudad se aferra a su cotidianeidad y pretende olvidar el horror vivido el viernes en los atentados en los que murieron 129 personas. Para honrar su memoria, París se paralizará a la una de la tarde en un minuto de silencio.
El clima en la ciudad sigue siendo de calma tensa y la Policía ha recomendado a los ciudadanos que mantengan la sangre fría si se repiten falsas alarmas como las que ayer desataron el pánico y provocaron estampidas en varios puntos de la ciudad.
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