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El copiloto usó el botón antisecuestros para impedir todo acceso a la cabina

El copiloto usó el botón antisecuestros para impedir todo acceso a la cabina

Tras la matanza del 11-S, ni los códigos secretos de los tripulantes sirven para abrir la puerta si se bloquea expresamente desde dentro

melchor sáiz-pardo

Viernes, 27 de marzo 2015, 01:39

«Desde el mismo momento en el que el copiloto se quedó solo en la cabina y bloqueó desde dentro el acceso, la suerte del vuelo de Germanwings estaba echada. La puerta es inexpugnable. Ni siquiera con una ametralladora cedería». El que habla sin tapujos es un capitán de una aerolínea española, con 22 años de experiencia, momentos antes de tomar los mandos de un Airbus 320, el mismo aparato que se estrelló en los Alpes.

La «puerta inexpugnable» de la que habla el comandante se conoce en el argot como Reinforced Cockpit Door (RCD, Puerta de Cabina Reforzada). Es un modelo que comenzó a instalarse por ley en todos los aparatos civiles para el transporte de pasajeros, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, con un objetivo doble: evitar a toda costa que cualquier persona ajena a la tripulación pueda entrar en la cabina por la fuerza para tratar de secuestrar la aeronave y, al mismo tiempo, garantizar que la tripulación o uno de los pilotos sí que puedan acceder al cubículo en el caso de que la persona o personas que están a los mandos pierdan la conciencia.

Esos dos objetivos se consiguieron con la implantación de la RCD, apuntan responsables de Aviación Civil en Barcelona, pero a costa de sacrificar la protección ante una tercera y más improbable hipótesis: que uno o los dos pilotos decidieran voluntariamente estrellar el avión. El nuevo sistema hace que ni los códigos secretos de la tripulación sirvan para abrir la puerta si el acceso se bloquea expresamente desde dentro.

La RCD, en realidad, es mucho más que una puerta blindada con tres inmensos puntos de anclaje e infranqueable excepto con un cortafríos o armas de guerra pesadas. Es un sistema electrónico y un «procedimiento» que se basa en la exigencia tras el 11-S de que en todo momento del vuelo la cabina permanezca cerrada.

¿Cómo funciona? El eje central de la RCD es una palanquita que se sitúa a la derecha del piloto bajo el letrero Cockpit Door, señalan los expertos de Airbus en España. Esa palanca, que está protegida por dos pestañas laterales para evitar cambios involuntarios, tiene tres posiciones: unlock (abierto, en la parte de arriba), norm (normal, en la parte central) y lock (cerrado, en la inferior). Paralelamente a la palanca, en la parte exterior de la cabina hay un panel con un teclado para introducir las claves de acceso.

En principio, la palanca tiene que estar siempre en modo normal durante el vuelo. El modo abierto exclusivamente es para cuando el aparato está en tierra. Según las normas del RCD, si alguien de la tripulación quiere acceder a la cabina ya en el aire y la llave está el modo normal, primero tiene que llamar por el interfono para avisar a los pilotos, quienes pulsan otro botón para dar luz verde a su entrada a falta de un código. Luego, el tripulante debe teclear ese código (que cambia casi diariamente y que conoce toda la tripulación) y la puerta se abre automáticamente. Sin retardo ninguno.

Ok del piloto

En el caso de que alguien ajeno a la tripulación quisiera irrumpir en la cabina, aun en el modo normal, no podría. Esto es porque, al no hacer la llamada de control previa y no tener el ok del piloto, el sistema considera este intento de entrada anómalo y al teclear la clave avisa a los aviadores de que no se está cumpliendo el protocolo. Por ello, el propio RCD retarda la apertura entre 30 y 45 segundos a la espera de que el piloto controle qué ocurre fuera (a través del interfono, una mirilla o cámaras de seguridad) y confirme que ha sido un error de la tripulación, que no ha llamado antes de tener el ok para introducir el código. En caso de que sea realmente un intento de asalto, el piloto activaría el modo cerrado y directamente el cubículo se convierte en inviolable por muchas veces que se repita el código mientras la palanca no vuelva a modo normal.

Este sistema, siempre que esté en modo normal, además de dificultar en extremo un secuestro, garantiza que la tripulación pueda acceder a la cabina en caso de que el piloto o pilotos se hayan desvanecido. Si la persona o personas que están en el habitáculo se hallan inconscientes, tras teclear el código y después de que nadie en el interior se opusiera a la apertura, la puerta se abriría tras el correspondiente retardo, permitiendo a la tripulación tomar el mando o reanimar a los pilotos.

Lo que no prevé el RCD insisten responsables de Aviación Civil es cómo acceder a la cabina desde fuera si el saboteador está dentro y activa el modo cerrado, como parece que hizo el copiloto Andreas Lubitz en el aparato de Germanwings.

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