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Sergey, Lilia Katrechko y sus hijos Igor, Artem y Mark Paloma Ucha

Los primeros refugiados ucranianos ya están en Asturias: «Me dijo 'papá, tenemos que salir'»

Sergey y Lilia Katrechko, con sus hijos Igor, Artem y Mark, han llegado al Principado tras atravesar la frontera en Rumanía

Jueves, 3 de marzo 2022, 18:01

Fueron siete jornadas de viaje. Atravesaron la frontera por Hungría. Con la ayuda de la traducción de Anastasia Zhythyk, amiga de la familia y que lleva tres años ya en Asturias, relatan que abandonaron su ciudad el mismo día que estalló el conflicto. Son Sergey y Lilia Katrechko, con sus hijos Igor, Artem y Mark, de 13, 10 y 1 año, los primeros refugiados ucranianos que han podido llegar al Principado con la ayuda de Expoacción, la asociación que cada verano trae niños de ese país a la región con el programa 'Vacaciones en paz'. Ahora, su conocimiento y sus contactos se ha transformado en tabla de auxilio para muchos ucranianos a los que intentan salvar.

Atrás han dejado su vida, que ahora intentarán recomponer gracias a la solidaridad asturiana. De momento se quedarán en el centro intergeneracional Ovida, de Oviedo, que les cede 30 plazas. Después se les intentará reubicar en pisos cedidos.

Su vivienda ucraniana, en una zona militarizada y cerca de un aeropuerto, ya ha sido arrasada por los bombardeos. Quizás su pronta huida les ha salvado la vida. Allí han dejado al resto de su familia, entre ellos, la hermana de Sergey, que dio a luz hace solo un mes. Les cuentan que la comida y el agua escasean. También la electricidad. Y la ciudad está devastada.

Liliana, visiblemente emocionada, besaba a sus hijos con el consuelo de haber llegado, pero con la cabeza en lo que han dejado atrás. Sin hablar español, pero con miradas que dicen mucho y lágrimas en los ojos.

Hace una semana tenían una vida normal. Los niños quieren enseñar sus fotos jugando al fútbol. Artem, el mediano, recita uno tras otros los equipos de la Liga. Entonces se le ilumina el rostro, serio hasta ese momento. Cuenta su padre que fue el que peor lo pasó, que temblaba y que no duerme bien. «Me dijo 'papá, tenemos que salir'. Los niños estaban muy asustados». Solo pide que pare la guerra.

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