Lucía Barrio
Sábado, 12 de marzo 2022, 15:13
Es el primer día de su nueva vida en Asturias. Después de un largo viaje, las familias ucranianas por fin han descansado en una cama. Desayuno, paseos, coladas, juegos, revisiones médicas… Desde primera hora los voluntarios comenzaron a trabajar en el Colegio San José para ... que los refugiados puedan ir asentándose en el que ya es su nuevo hogar.
Publicidad
Fabada, filete de pescado con ensalada y de postre, fruta y yogures. Ese es el menú que hoy han podido degustar las 45 personas que llegaron desde Ucrania a Sotrondio el viernes. Los alimentos los ha elaborado una empresa de catering, la misma que se encargará de la comida de mañana.
Noticia Relacionada
Los ucranianos también han podido ser atendidos por profesionales sanitarios. La médico María Fernández se ha desplazado al colegio como voluntaria desde Oviedo para realizar las exploraciones necesarias. También se ha acercado hasta el lugar Miguel Vázquez, un veterinario del servicio de sanidad y producción animal para comprobar el estado de los dos perros y del gato que viajaron en el autobús.
«Es increíble descansar en una cama caliente después de un viaje tan largo», explicaba Victoria Sukhotskaia. Ella decidió escapar de su hogar en Kiev junto a su marido y sus tres hijos después de que el edificio de al lado de su vivienda se desplomase. Fue el 4 de marzo. Una semana más tarde, su familia ya puede respirar a salvo. «La guerra y los niños no son compatibles», sentencia.
Noticia Relacionada
Les esperaban sábanas limpias, juguetes para los niños, pollo recién hecho, un montón de ropa para cambiarse y sobre todo los abrazos y las sonrisas de los trescientos voluntarios que habilitaron el colegio San José de Sotrondio como albergue. Los 45 refugiados ucranianos que llegaron anoche en el primer autobús fletado por la ONG Expoacción dejan atrás la guerra y empiezan en Asturias una nueva vida. Mañana será otro día. Pero lo que anoche sucedió será para ellos imborrable. «Estoy muy agradecida de que la gente nos acoja así», dice extenuada, pero feliz Masha Shylkina. Masha tiene 14 años y con su testimonio simboliza el sentir de sus compañeros de viaje, mujeres y niños pequeños en su mayoría, que llegan a España y dejan atrás a muchos familiares y todas sus propiedades. También el horror. «Aún recuerdo el sonido de las explosiones por las noches», dice. «No me siento preocupada por mi casa ni siquiera por lo que allí dejé, solo quería que mi familia y yo nos salváramos».
Publicidad
Noticia Relacionada
Masha ya conoce Asturias porque es una de las niñas de acogida que disfruta en esta tierra de los veranos. En esa condición vienen muchos de los menores, pero ahora, por las circunstancias, vienen acompañados por sus madres y abuelas. Los hombres se han quedado en Ucrania, como el hermano de 21 años de Dima y Olha. «No le dejaron venir», afirman.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.