Nikol, a la derecha, junto a su familia de acogida. E. C.

El primer día de Nikol en Gijón: comida familiar, peluquería y compras

Nikol se muestra reacia a salir de casa y, aunque por momentos se relaja, sigue tensa por la situación que ha vivido

Viernes, 25 de marzo 2022, 21:44

Nikol se levantó este viernes con otra cara, tras pasar su primera noche en Gijón después de una odisea que la llevó a estar bloqueada en Moldavia más de veinte días. Sin embargo, Paula Parrondo, su madre de acogida, explica que la niña sigue tensa. ... De hecho, por la mañana costó que saliera de casa, a pesar de que Javier Suárez, su 'hermano' español, intentaba animarla. Quería estar en su habitación, aunque acompañada. Por momentos, se relajaba junto a su nueva mascota, un hamster blanco que le habían prometido cuando aún estaba atrapada en Chisináu, o confeccionando pulseras y collares con cuentas de colores. Solo en esos momentos deja el móvil y desconecta un poco de todo lo que ocurre en su país.

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Pese a las reticencias a salir de casa, fue un día de reencuentro. Comida con los 'abuelos', a los que no veía desde hace dos años y medio por culpa de la pandemia, también con unos tíos argentinos de la familia. Visita por la tarde a la peluquería, compras... El plan que gusta a casi cualquier adolescente. «Le regalaron un secador, está como loca», señalaba Paula, mientras que Javier cree que todo está siendo «muy emocionante». «La están tratando de forma increíble en todas partes». Ayer a Jorge Suárez, el padre de familia, ya le tocó trabajar, aún muy cansado por la tensión y el viaje de cinco días para buscar a la niña.

Para la semana que viene quedarán las tediosas gestiones de arreglar el resto de la documentación y su escolarización, aunque ella quiere aplazar la vuelta a las clases. «Colegio, no, más tarde», le pide a Paula.

La familia espera que pueda ir a algún centro en el que ya haya más niños ucranianos, para que no se sienta aislada hasta que pueda dominar el español. Tampoco está claro a qué curso tendría que incorporarse, si al último de colegio o al primero del instituto.

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También piensan en buscar para ella un psicólogo que la ayude a lidiar con la carga emocional que lleva a cuestas, tras pasar sola casi tres semanas y haber dejado a su madre y a su hermano en Kiev, ahora bajo las bombas, aunque el tema lingüístico resulta un problema.

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