La pobreza se hace notar en el centro de las ciudades, como en esta calle de Frankfurt. AFP

El país europeo más rico se llena de pobres

Penurias en Alemania ·

Cuatro de cada diez jubilados viven en situación de pobreza y casi tres millones de menores sufren necesidades en una nación que amasa enormes fortunas

Sábado, 13 de abril 2024, 18:08

No hay país europeo con más supermillonarios que Alemania. Un reciente estudio publicado en la revista Manager Magazin cifra en 212 las personas o familias con una fortuna superior a los 1.000 millones de euros y un capital acumulado por todos ellos que podría ... superar los dos billones. Fortunas que han crecido en tiempos de crisis como la pasada pandemia y crecen aún más en etapas de bonanza económica. Sin embargo, quienes pueden permitirse vivir a lo grande en el país apenas representan el 0,1% de la población. Mientras, la pobreza se extiende por una de las naciones más ricas del mundo.

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La locomotora de la UE arrastra vagones de tercera en los que viajan muchísimas más personas que no llegan a fin de mes. Más de 14 millones de alemanes son pobres, casi el 17% de la población, según el último informe de la Asociación Alemana de Bienestar Paritario, organización benéfica que acaba de cumplir 100 años. La Paritaria, como se la conoce popularmente, asesora al Gobierno federal y a los ejecutivos de los 16 estados federados en asuntos sociales, financia proyectos e instruye a personal especializado bajo el lema de que todas las personas tienen los mismos derechos y deben contar con las mismas oportunidades.

Según denuncia la organización en su análisis de finales de marzo, la cifra de alemanes pobres ha crecido desde la pandemia en un millón y en más de 2,7 millones desde 2006. Los más afectados son progenitores que crían a sus hijos sin pareja, familias numerosas, personas sin formación profesional o jubilados con pensiones bajas. Entre los primeros la tasa es especialmente alarmante. El 43,2% de quienes se ocupan de sus hijos en solitario, sobre todo mujeres, se ven afectados por la pobreza. Así, uno de cada cinco niños en Alemania, un 21,8% del total, está condenado a crecer en un ambiente de privaciones y escasez.

La Unión Europea considera pobre a quien cuente con unos ingresos inferiores al 60% del salario medio nacional. En el caso de Alemania, los cálculos más recientes de 2022 establecían el nivel de pobreza en unos ingresos netos inferiores a los 1.189 euros al mes para un hogar unipersonal. Una cifra que habrá aumentado desde entonces por la inflación que ha sacudido a los 27 en 2023. Pobre es en este país quien no tiene ingresos suficientes para cubrir sus necesidades alimenticias o de ropa, pagar el gas o la luz, cuenta con problemas para financiar su vivienda o abonar el seguro médico. Todo ello limita el bienestar y la calidad de vida y conduce en muchos casos a la marginación social.

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Algo que sucede con un buen número de pensionistas. Mientras la pensión media en España representa casi el 65% del salario medio nacional, en Alemania es del 48%. Un porcentaje que el actual gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales se ha comprometido a establecer como el mínimo por ley. Eso hace que más de cuatro de cada diez jubilados germanos viva bajo el índice de la pobreza, un 42,3%. De los 7,5 millones de afectados, 5,2 millones son mujeres, lo que supone el 53% del total de jubiladas, según la Oficina Federal de Estadística.

Más de un millón de ciudadanos continúa trabajando tras superar la edad de jubilación

No es de extrañar, por tanto, que muchos alemanes continúen trabajando tras superar la edad de jubilación, que es de 67 años. Son más de 1,1 millones de ciudadanos, según una respuesta del Ministerio federal de Trabajo a una pregunta interparlamentaria del grupo de La Izquierda en el Bundestag. La mayoría, unos 872.000, se emplean en los llamados mini-jobs, que aportan hasta 520 euros suplementarios al mes a su subsidio.

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El drama de la infancia

Cuando la paga no alcanza para llegar a fin de mes, los jubilados pueden solicitar subsidios sociales para cubrir sus necesidades básicas, como el alquiler de su vivienda o el gas y la luz. Ayudas que reciben regularmente más de 700.000 pensionistas, con un incremento anual del 15% el pasado año, si bien se estima que deberían ser muchos más, ya que una buena parte de quienes caen por debajo del índice de la pobreza se avergüenzan de ello y no acuden a las instituciones públicas para pedir apoyos económicos a los que tendrían derecho.

No menos dramática es la situación de muchos niños y adolescentes en Alemania. Casi 3 millones de menores viven en la pobreza, con lo que más de uno de cada cinco reside en un hogar que no puede permitirse los estándares de vida de la media del país y necesita subsidios sociales para salir adelante. Según Save the Children, no pueden alimentarse de manera sana y equilibrada porque es demasiado caro. Las ayudas públicas básicas contemplan entre 4 y 7 euros diarios para la alimentación de un menor. Además, residen en viviendas demasiado pequeñas, crecen en entornos con escasas actividades de ocio, sufren desventajas en el sistema educativo y tienen más probabilidades de caer en la pobreza al alcanzar la edad adulta. Fiestas de cumpleaños, vacaciones, aficiones y actividades de ocio como la práctica de deportes, ir al cine, la piscina o un restaurante con la familia son prácticamente impagables.

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