La inesperada ofensiva de Hamás puede considerarse tácticamente brillante, y es de resaltar que los servicios de espionaje israelí no lo hayan visto venir. También es destacable que decenas, puede que cientos de milicianos hayan logrado cruzar una de las fronteras más vigiladas del mundo ... para sembrar el terror en diversas localidades israelíes y secuestrar a civiles. La Policía israelí anuncia que hubo enfrentamientos en 21 lugares diferentes. Netanyahu promete represalias de gran dureza mientras inicia una campaña de bombardeos, todo lo cual ya se ha hecho antes varias veces, con escasos resultados prácticos, como ahora comprobamos.
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Pero estratégicamente, la ofensiva de Hamás es un sinsentido. Están buscándole pelea a un adversario mucho más poderoso, al que pueden fastidiar e incluso herir, pero no pueden derrotar realmente. Tampoco es factible asustarlos o desanimarlos para arrancarles concesiones, porque Israel siempre ha mantenido una política sistemática de no ceder jamás. En la práctica esta política admite pequeñas excepciones, sobre todo para rescatar rehenes mediante canjes, pero por lo demás se ha mantenido de forma inflexible.
Es necesario insistir en la indefensión de Gaza, un territorio minúsculo, de 41 kilómetros de largo y entre 6 y 12 de ancho entre el territorio israelí y el mar, con una superficie total que no llega ni a la mitad de la isla de Menorca. Es una zona muy llana, sin vegetación. Las únicas posiciones defensivas son las aglomeraciones urbanas, un hormiguero humano de casi dos millones de habitantes, que llevan décadas virtualmente sitiados por Israel, que impide por la fuerza que lleguen a Gaza innumerables productos. Por lo tanto, ganas de pelear no pueden faltarles, pero su posición geográfica y su carencia de recursos les dejan casi indefensos. Pueden pelear, pero no pueden ganar.
En septiembre de 2005 los israelíes se retiraron de forma unilateral de Gaza, pero no porque estuviesen dispuestos a reconocer una entidad palestina autónoma, mucho menos independiente, sino porque les resultaba más cómodo ejercer el mismo control implacable desde fuera. Mientras pueden centrar sus energías en ir absorbiendo poco a poco Cisjordania. Gaza es un objetivo secundario y puede esperar su turno de ser absorbida. Sin embargo, Israel no va a tolerar jamás ningún tipo de Estado palestino independiente. Aunque entre los círculos dirigentes israelíes existan dudas y divergencias, el consenso que se aplica de facto es el anexionismo total. La única decisión pendiente es cómo y cuándo barrer a los palestinos de Gaza, tal y como se está haciendo de forma muy gradual en Cisjordania.
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En esta situación geoestratégica, y sabiendo los gazatíes que más tarde o más temprano van a tener que luchar o verse despojados por completo, resulta evidente que es necesario trazar planes cuidadosos y armarse hasta los dientes, pero únicamente para una defensa numantina, pues la situación políticamente óptima para Israel es precisamente que Hamás lanzase una gran ofensiva, que justificase un contraataque terrestre israelí de gran magnitud, lo que llevaría forzosamente a duros combates urbanos. Luego, al asentarse la polvareda, gran parte de los gazatíes habrían huido o muerto, y los israelíes habrían ocupado como mínimo una parte de la Franja, 'limpiada' de su molesta población palestina. ¿Ha llegado ya el momento? ¿O Netanyahu y sus aliados ultra radicales van a preferir esperar?
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