Israel cierra el aeropuerto Ben Gurion para frenar contagios

El cierre inicial es de seis días, pero el Ministerio de Salud adelantó que si lo que se busca es frenar la entrada de nuevas cepas el cierre debería durar «semanas». En el país se han detectado ya casos de las cepas de Suráfrica, California y, sobre todo, de Reino Unido, esta última es la culpable del 50% de los nuevos casos que se detectan, según Nachman Ash, máximo responsable en la lucha contra el virus.

La campaña de vacunación masiva alcanza 3,7 millones de dosis, se supera el millón de habitantes con la segunda dosis de la vacuna Pfizer, el país está a punto de cumplir un mes confinado, pero no se frenan los contagios y la situación en los hospitales es complicada. El Estado es líder mundial de vacunación, un récord que ha quedado eclipsado por un mes de enero que ya es el más mortífero desde el inicio de la pandemia con más de un millar de muertos.

Es pronto para tener datos concretos, pero los expertos analizan los efectos de la campaña que arrancó el 19 de diciembre. «En los primeros días detectamos miles de contagios entre personas que tomaron la primera dosis aunque la vacuna ha logrado que los efectos sean más leves y haya menos complicaciones médicas», explica el profesor Eyal Leshem del Sheba Medical Center (SMC). Leshem apunta que «las personas vacunadas, aunque sea con una sola dosis, tienen menor riesgos de contagiarse y contagiar».

En el hospital Hadassah, principal centro de referencia del país, el profesor Dror Mevorach es una de las voces autorizadas para hablar de la pandemia y subraya que «la situación generada por la vacuna de momento es prometedora y ha logrado reducir el número hospitalizaciones entre mayores de 60 años, que fueron los primeros en vacunarse». Respecto a los infectados tras la primera dosis, opina que «no habría que ponerles la segunda porque ya producen suficientes anticuerpos». Leshem y Mevorach coinciden en que la vacuna «no es el final de la pandemia, pero ayudará a hacer la vida más llevadera» y piden tiempo para poder sacar conclusiones.

A última hora de la tarde Hadassah anunció que sus plantas destinadas a la covid-19 estaban completas con 142 pacientes, 87 de ellos en estado crítico, y no podrán recibir más enfermos.

La mayor parte de los colegios están cerrados en Israel desde hace tres semanas, aunque en el caso de los judíos ultraortodoxos algunos de los rabinos mantienen sus centros abiertos pese a la prohibición. Tras la reducción de la edad de vacunación a los 16 años, el doctor David Greenberg, jefe de la unidad pediátrica del Centro Medico Soroka de Beerseba, pidió extenderla a los niños porque «vemos que debido a las nuevas cepas aumentan las infecciones entre ellos y hasta que los niños no estén vacunados no podremos alcanzar la inmunidad de grupo», recogió el portal Ynet. Hasta ahora los casos registrados en niños son asintomáticos, pero varios adolescentes han tenido que ser hospitalizados.

Pese a ser uno sectores de la población más afectados por el virus, parte de la comunidad ultraortodoxa se resiste a aceptar las restricciones y desafían a las normas impuestas por las autoridades. Durante el fin de semana se registraron incidentes con las fuerzas de seguridad en lugares como Bnei Brak (sur de Tel Aviv) o el barrio de Mea Shearim en Jerusalén, con decenas de detenidos y al menos cuatro agentes heridos.