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El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá anunciado el martes es el resultado de una difícil travesía diplomática y meses de complejas negociaciones por parte de la administración Biden, que de mantenerse pondrá fin a un año de derramamiento de sangre y ... permitirá el regreso a casa de miles de desplazados a ambos lados de la frontera. El empuje para el consenso se inició a mediados de octubre, cuando el principal asesor del jefe de la Casa Blanca, Amos Hochstein, comenzó a trabajar con Tel Aviv y Líbano en la redacción de los parámetros para una tregua.
La iniciativa había sido anunciada en septiembre por Estados Unidos y Francia, pero al día siguiente, el asesinato por sorpresa del líder de Hezbolá, Hasán Nasrala, por parte de Israel, sin aviso previo a Biden, generó tensiones que retrasaron el esfuerzo.
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Unos días antes de las elecciones estadounidenses, el 31 de octubre, la propuesta tomaba un nuevo impulso con el viaje de Hochstein a Israel para reunirse con Netanyahu. Según un funcionario estadounidense presente en el encuentro, el enviado especial dijo «creer que había una ventana» de oportunidad. Un momento de 'cambio de actitud' que el equipo de Biden veía como «una alineación tanto en Israel como en Líbano» favorable hacia el logro de un alto el fuego.
Tel Aviv movía ficha y cinco días después de las elecciones el hombre de confianza de Netanyahu, Ron Dermer, se reunía con el presidente electo de EE UU, Donald Trump, en Mar-a-Lago. Durante un paseo por el campo de golf, Dermer puso al corriente al magnate de las negociaciones en el Líbano, y de los pormenores de la iniciativa de acuerdo. El republicano no puso objeciones e incluso manifestó su apoyo a que Netanyahu trabajara con Biden para llegar a un acuerdo antes del 20 de enero.
A partir de ahí, las negociaciones tomaron un nuevo impulso en una ronda de intensas reuniones de dos días en el Líbano, presididas por la delegación de Hochsten, que incluyeron al asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, y al principal asesor de Biden en Oriente Medio, Brett McGurk. Para entonces, Hochstein veía ya indicios de «luz al final del túnel», y decidió informar al equipo de seguridad nacional de Trump sobre la posibilidad de que se llegara a un acuerdo en cuestión de días.
En el último tramo ya de las negociaciones, las piezas empezaban a encajar, pero existían todavía grandes puntos de fricción: el más importante, si Israel tendría derecho a responder a las violaciones de Hezbolá del acuerdo. Mientras Francia aconsejaba a los líderes libaneses que no aceptaran esa disposición porque constituiría una violación de su soberanía, Washington temía que las objeciones pudieran truncar todo el acuerdo.
Así, el 19 de noviembre, durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, acorraló al presidente francés, Emmanuel Macron, para decirle que la posición gala estaba poniendo en peligro el pacto. El jefe del Elíseo accedió entonces a desistir de la postura 'dura' en favor de Líbano.
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Pasado el escollo, el acuerdo estaba casi listo el jueves pasado. Pero una noticia inesperada de último momento tomó por sorpresa a Tel-Aviv y al mundo, que amenazaba con echar a perder todo el esfuerzo. Mientras Hochstein y Netanyahu se reunían para revisar los puntos finales del acuerdo, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra el primer ministro israelí por los crímenes de guerra en Gaza.
La noticia enfureció a Netanyahu y le distrajo por completo de las negociaciones de alto el fuego en el Líbano, especialmente cuando Francia declaró que haría cumplir la orden de arresto. De nuevo, las negociaciones se estancaron otros tres días, mientras Biden mediaba entre el líder hebreo y Macron, y Hochstein amenazaba con retirarse. El domingo por la noche se alcanzó finalmente un acuerdo. El gabinete hebreo lo aprobó 36 horas después.
Después de dos días de intensos bombardeos finales de Israel sobre el Líbano, Netanyahu anunció el alto el fuego el martes por la noche, mientras Biden lo hacía desde la casa Blanca, calificándolo de un momento «histórico» para el mundo. Horas después de la firma del acuerdo, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés señaló en un comunicado el derecho a inmunidad de Netanyahu frente a las órdenes de arresto debido a que el Israel no es signatario del Estatuto de Roma.
Tras ello, la administración Biden informó al equipo de seguridad nacional del presidente electo sobre el acuerdo y los compromisos asumidos. Horas después del anuncio, y a pesar de no haber participado directamente en las negociaciones, el equipo de Trump intentó atribuirse el mérito. El nuevo asesor de seguridad nacional del magnate, Mike Waltz, señaló en X que «la rotunda victoria electoral de Trump envió un mensaje claro» que ayudó en las negociaciones.
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