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MIGUEL PÉREZ
Jueves, 1 de julio 2021, 03:47
Nunca desde 1937 Canadá había sido sometida a tal prueba de fuego como la que ahora provoca muertes súbitas en las calles o los hogares y revienta el asfalto de las carreteras. La ola de calor que azota Norteamérica se ha convertido en un ... cementerio. Las autoridades del país notificaron ayer la muerte de al menos 233 personas en cuatro días como consecuencia de unas temperaturas que han alcanzado los 49,6 grados centígrados en la provincia de Columbia Británica.
También en Estados Unidos llueve plomo fundido. El efecto denominado 'olla a presión' causa estragos entre la población, con al menos una decena de fallecidos y múltiples hospitalizaciones de ciudadanos aquejados por problemas cardiacos, crisis de hipertensión y golpes de calor. Además, 36 incendios se propagaban anoche por los bosques de California, Oregón, Washington, Colorado y Arizona, donde se encuentran desplegados 9.000 bomberos.
Las autoridades de ambos países siguen con incredulidad el desarrollo de esta antorcha de aire, que se origina cuando las altas presiones atrapan el aire caliente como si fueran una tapadera generando una cúpula de calor sobre la superficie terrestre. No se trata de un suceso novedoso -hace menos de un mes un sistema parecido extendió otra ola de menor magnitud en Estados Unidos-, pero sí resulta excepcional por su extrema intensidad.
La agencia de meteorología canadiense se reconocía ayer «sin palabras» para describir la envergadura de esta 'olla', aunque admitió que con temperaturas cercanas a 50 grados era de esperar que «resultara mortal». La última ocasión en que ocurrió un fenómeno similar, aunque mucho más leve, en 2018 en la región de Quebec, hubo unos setenta fallecimientos.
A la tragedia se une el miedo. La ONU y un nutrido grupo de científicos norteamericanos coinciden en que esta ola es fruto del progresivo calentamiento global «que provoca temperaturas más altas durante más días seguidos». Lo saben bien en Lytton, el nuevo Valle de la Muerte. Situada en las Montañas Rocosas, a 250 kilómetros de Vancouver, el verano suele llegar a esta localidad de la Columbia Británica con la necesidad de abrigarse con una chaqueta por las noches. Pero desde el fin de semana, la temperatura no ha bajado de los 46 grados. Y ayer se situó en 49,6. «Estamos observando temperaturas más bien típicas de Oriente Medio o África del Norte», apuntó la Organización Meteorológica Mundial. Algo similar sucede en Vancouver, en la costa del Pacífico, donde ha habido 134 muertes, Yukón, Alberta y los territorios del noroeste de Canadá, que en esta época no suelen sobrepasar los 25 grados.
La Policía canadiense informó de que la mayoría de los fallecimientos se han producido por muerte súbita y en personas mayores de 60 años, aunque también entre trabajadores expuestos durante horas al sol. Desde el martes, sin embargo, es difícil ver movimiento. El calor ha destruido carreteras, reventado transformadores y arrasado campos. Las autoridades han tenido que crear centros refrigerados con aire climatizado y cortinas de agua pulverizada para dar refugio a miles de personas que incluso han tenido que escapar de sus casas, convertidas en hornos ante la falta de aire acoindicionado. Los expertos afirman que el problema no solo es de día, sino de noche, ya que las temperaturas apenan bajan. El fenómeno durará hasta finales de esta semana.
«El calentamiento global está causando la peligrosa combinación de calor extremo y sequía prolongada», declaró el presidente Joe Biden ayer ante la ola de incendios que también arrasa varios Estados de EE UU, insistiendo a los republicanos escépticos del clima en que este no debe ser un «debate partidista».
El Gobierno declaró ayer que numerosas hectáreas de cultivo han sido arrasadas y que los animales de numerosas granjas han muerto por el calor. Los incendios se desarrollan a los dos lados de la frontera con Canadá. Una cremallera de fuego. En Portland se llegó a 46 grados y en Seattle también se alcanzaron los mayores registros desde que comenzaron a anotarse en 1940.
«Vancouver nunca ha experimentado un calor como este y, lamentablemente, decenas de personas están muriendo», lamentó el portavoz de la Policía de Vancouver, Steve Addison, quien agregó que los agentes están haciendo «lo posible» por llevar a cabo su labor, pero se encuentran «al límite». Un mensaje del que se hizo eco inmediatamente el primer ministro de la provincia de Columbia Británica, John Horgan: «Esta es la semana más calurosa que han vivido» los habitantes de esta región, dijo en una rueda de prensa. «Y eso tiene consecuencias, consecuencias desastrosas para las familias y las comunidades, pero, de nuevo, la forma de superar este momento extraordinario es permanecer unidos, comprobar (el estado de salud) de las personas que sabemos que están en riesgo, asegurarnos de que tenemos compresas frías en la nevera», añadió.
Otras zonas del hemisferio norte también están experimentando condiciones excepcionales en este principio de verano, entre ellas el norte de África, la península Arábiga, Irán y el subcontinente indio noroccidental. En el Sahara se superaron los 50 grados, mientras que en Moscú se alcanzaron los 30 durante el día y el termómetro se mantuvo por encima de los 20 por la noche. En áreas cercanas al Mar Caspio también se rondan los 40 grados de día, sin bajar de 25 por la noche.
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