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MIGUEL PÉREZ
Miércoles, 28 de abril 2021, 03:31
Bélgica, Portugal, Luxemburgo, Rumanía, Suecia e Irlanda se sumaron ayer a Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Australia y organizaciones transnacionales como la UE y la OMS para enviar instrumental y medicamentos a India, el Estado del perpetuo socorro donde los crematorios piden a las familias ... de los fallecidos por el coronavirus que lleven su propia leña para incinerarlos. La catástrofe alcanza tal magnitud que casi no hay recursos para sobrevivir, pero tampoco los hay para morir. Es la metáfora de un país donde la mecánica del virus causa un completo genocidio biológico: el Ministerio de Sanidad informó ayer de la detección de otros 323.149 contagios en un día, a los que se añaden 2.771 nuevos fallecidos, muchos en plena calle.
El caos azota con particular intensidad a una decena de Estados -con el central de Maharashtra a la cabeza- que arrojan casi el 72% de las infecciones de toda la nación. Bloqueados por la ausencia de medios para paliar la mayor catástrofe sanitaria registrada en un año largo de pandemia, los hospitales se han colapsado y aguardan el auxilio exterior, que ayer comenzó a llegar con un cargamento británico de respiradores y material clínico.
A este seguirán otros a lo largo de la semana, aunque los expertos consideran clave no solo la equipación material sino la colaboración médica internacional para desentrañar los misterios de la nueva cepa que ha desestabilizado el segundo país más poblado del mundo. Si no se conoce al enemigo, tampoco es posible derrotarlo. Por eso, el presidente estadounidense, Joe Biden, ya se ha comprometido a impulsar esa investigación conjunta de la doble mutación y su posible mayor resistencia a las vacunas, que, por otra parte, son el segundo elemento fundamental sobre el que recae la recuperación del país.
La OMS se muestra pesimista sobre el futuro inmediato y fía la posibilidad de encauzar la crisis india -más de 7,5 millones de contagios y unos 200.000 fallecidos- a la «urgencia» que se imprima a la cooperación internacional. Ayer se instalaron 27 nuevas grandes piras funerarias en la capital. Cientos de personas aguardaban en largas colas para la cremación de sus difuntos. La incineración de un cuerpo dura seis horas. La bestia en toda su oscuridad se refleja en que apenas quedan árboles en los parques. Se talan y convierten en leña para los túmulos. Por eso se pide a las familias que traigan ya la madera.
Reino Unido cumplió ayer con su antigua colonia y le hizo llegar 195 aparatos de respiración. Irlanda ha prometido un millar de concentradores de oxígeno y ventiladores; Bélgica, 9.000 viales de medicamentos antivirales; Luxemburgo y Rumanía, cientos de cilindros de oxígeno y respiradores; Portugal, 5.500 viales y Suecia, 120 ventiladores. Son una avanzadilla que la Comisión Europea confía en aumentar en los próximos días -Francia y Alemania ya se han sumado- después de activar el denominado Mecanismo de Protección Civil de la UE a petición del Ejecutivo asiático. El presidente Joe Biden también trasladó al primer ministro indio, Narendra Modi, el apoyo de EE UU y se comprometió a trabajar «hombro con hombro» para tratar de contener la oleada vírica.
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