Ucrania lanza cientos de redadas para desarticular las redes de desertores

La ley marcial decretada por el presidente Volodímir Zelenski en el inicio de la invasión rusa, hace ahora casi tres años, prohíbe salir del país a los varones ucranianos de entre 18 y 60 años por ser aptos para el reclutamiento, aunque es a partir de los 25 cuando pueden ser alistados. Esto hace que muchos jóvenes busquen evitar la llamada a filas y las autoridades pretenden acabar con las tramas que facilitan su huida. Los arrestados son los presuntos responsables de ayudar a «cientos» de posibles reclutas a cruzar la frontera «evitando los controles oficiales» a través de rutas ilegales.

Los Cárpatos, que limitan con Rumanía, se han erigido como la principal vía de escape por las que los hombres compran su billete de salida del país. Otra alternativa en la misma zona son los ríos Dniéster y Tisza, que se han convertido en un cementerio de las esperanzas de muchos ucranianos. Son rutina los rescates de cadáveres de fugitivos que se habrían ahogado cuando pretendían huir de Ucrania.

Nadie quiere combatir, huyen por las fronteras o recién llegados al campo de batalla justo antes de empezar a combatir. El mayor ejemplo de este clima de desafección que hay entre la población es la unidad 'Ana de Kiev', instruida y equipada por las Fuerzas Armadas francesas durante el otoño, que quedó prácticamente desmantelada. Este batallón llegó al frente del Donbás a finales de noviembre, pero desde entonces ha sufrido una oleada de deserciones. Según reveló el periodista ucraniano Iuri Butusov, cerca de 1.700 soldados de la brigada (con un total de 4.500) han huido. Y muchos de ellos lo hicieron antes de empezar los combates.

Kiev ha estado impulsando una campaña de movilización de un fuerte calado durante los últimos meses con el objetivo de reforzar su ejército, que está luchando por contener a las fuerzas rusas, significativamente más numerosas y que avanzan en el este del país. Las fuerzas armadas ucranianas, con cerca de un millón de militares y un elevado número de bajas, se están quedando sin munición y muchos soldados llevan dos años en el campo de batalla, sin descanso.

Estos planes han sembrado el pánico entre los varones en edad de combatir y miles de ellos han huido hacia Europa quebrantando la ley del país, a veces utilizando peligrosas rutas a través de montañas o ríos. La mayoría de los hombres que querían alistarse como voluntarios ya forman parte del ejército, y antes de que se aprobaran las nuevas leyes habían estallado pequeñas protestas contra el reclutamiento.

Pero la activación que busca el Gobierno ucraniano no está funcionando. En octubre 20.000 reclutas estaban recibiendo formación, frente a los 35.000 de meses anteriores, reveló entonces el Estado General Mayor, encargado de su preparación. Como síntoma de esa desesperación, las fuerzas armadas del país están aceptando por primera vez a alistados mayores de 25 años e incluso abren sus puertas a presidiarios.

En esta línea, el pasado mes de abril Zelenski firmó la ley para rebajar la edad de reclutamiento de 27 a 25 años, aprobada junto a otras normas que eliminaban exenciones médicas para ser llamado a filas y creaban una base de datos de varones ucranianos con un mínimo de 17 años. Con todo, sea cual sea la edad mínima de reclutamiento, los soldados de más de 40 años seguirán llevando el peso de la guerra. A pesar de la necesidad de reclutar más efectivos y la presión de sus socios, la idea de ampliar la movilización a los hombres de entre 18 y 25 años es rechazada por Zelenski por su posible impacto en la ya difícil situación demográfica. Dada la escasa cifra de nacimientos en los años 90, el número de personas de entre 18 y 25 años también es mucho menor en comparación con otros grupos de edad.