El presidente ruso, Vladímir Putin, se da la mano con el mandatario bielorruso, Alexander Lukashenko, durante una reunión anterior en Moscú REUTERS

Putin avanza en su afán de involucrar a Bielorrusia en la guerra contra Ucrania

El presidente ruso se ha reunido con su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko, para hablar de seguridad

Rafael M, Mañueco

Moscú

Miércoles, 5 de abril 2023, 19:29

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha recibido una vez más en Moscú a su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko, para seguir hablando de la «seguridad» de sus respectivos países y de las iniciativas a desarrollar para garantizarla. Rusia tiene tropas desplegadas en Bielorrusia ya desde antes ... de la invasión de Ucrania, pero no ha logrado hasta la fecha involucrar totalmente a Minsk en la campaña.

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El despliegue de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia podría suponer el empujón definitivo para que Lukashenko se implique en lo que el Kremlin llama Operación Militar Especial en Ucrania. Lukashenko es el jefe de Estado extranjero con el que Putin se reúne con más frecuencia y ello se debe a que Moscú lleva desde el comienzo de la ofensiva contra Kiev, una y otra vez, tratando sin éxito de que el Ejército bielorruso se una definitivamente a las fuerzas rusas que luchan contra las tropas ucranianas.

La falta de legitimidad de Lukashenko, al que la oposición acusa de manipular los resultados de las elecciones de 2020, y las sanciones decretadas por Occidente por ese motivo y por la feroz represión que aplica contra todo atisbo de disidencia han echado al dictador bielorruso en los brazos de Putin. Sin embargo y pese a ello, Lukashenko se ha venido negando a que sus tropas crucen la línea fronteriza que separa su país de Ucrania por miedo, no solamente a la reacción de Kiev, sino también a las medidas de carácter militar contra Bielorrusia que eventualmente podrían tomar Polonia, las repúblicas bálticas u otros países de la OTAN.

Por eso, el mandatario bielorruso había pedido al Kremlin armas nucleares tácticas como elemento disuasorio para descartar que a nadie se le ocurra castigarle, más allá de endurecer las sanciones, por ayudar a Moscú en su empeño de someter a Kiev. Al principio, Putin había hecho oídos sordos a las demandas de Lukashenko, pero, acuciado por la falta de avances en el frente, el pasado 25 de marzo, anunció que acometería el despliegue de bombas atómicas tácticas en Bielorrusia, lo que, aunque Putin no lo considere así, vulnera a ojos de Washington y sus aliados el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).

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Es más, Lukashenko se ha pronunciado incluso por el envío a su país de armas nucleares estratégicas (de largo alcance), algo que en Moscú no han empezado a abordar todavía. De momento, como declaró el martes el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, además de equipar diez bombarderos bielorrusos para portar armas atómicas, «hemos entregado a las fuerzas bielorrusas un sistema de misiles táctico operativo Iskander-M, que permite el uso tanto de misiles ordinarios como nucleares (…) desde el 3 de abril, el personal bielorruso se está formando en su uso». Lukashenko participará el jueves en Moscú en una reunión del Consejo Supremo del Estado de la Unión, entidad aún sin formalizarse plenamente que aspira a aglutinar a Rusia y Bielorrusia en un «Estado unitario», para profundizar en la integración mutua.

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