El restaurante Benedikt, con su icónico mapa, continúa en funcionamiento en Odesa pese a la guerra. M. A.

Odesa, el deseo de Putin que trata de borrar su pasado ruso

La vida cotidiana continúa en esta ciudad ucraniana del mar Negro que resiste «asustada» y «cansada» bajo los bombardeos de las tropas de Moscú

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Odesa (Ucrania)

Lunes, 25 de noviembre 2024, 00:47

«Odesa es una ciudad rusa. Lo sabemos. Todo el mundo lo sabe», proclamó el presidente ruso, Vladímir Putin, y trata de recordárselo a los más de un millón de habitantes de esta ciudad del mar Negro a base de misiles y drones cada poco ... tiempo. El último ataque se produjo hace una semana: diez personas murieron en la calle Dovzhenka, cerca del centro, y tres edificios y una residencia de estudiantes resultaron dañados. Mikhailo Levitsky, pediatra y vecino de la vía afectada, grabó a las defensas antiaéreas desde el balcón de su casa. «Tengo miedo, sobre todo por mi familia. Cada vez que suena la alarma, mi nieta, de 2 años, corre y grita como loca, asustada», lamenta este hombre, quien tiene claro que «es una lotería que nos puede tocar a cualquiera».

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En apenas una semana, los ucranianos han pasado de la sorpresa positiva que supuso la luz verde de Estados Unidos para el uso de misiles de largo alcance contra Rusia al terror tras ver la respuesta de Putin con el misil hipersónico en Dnipró. Levitsky piensa que «la decisión de Joe Biden llega tarde. Si nos lo hubieran dado a finales de 2022 habríamos tenido muchísimas menos bajas y la guerra ya habría terminado, ahora es tarde».

Yaroslava Shcherbaniuk trabaja muy cerca de la calle Dovzhenka y la explosión le sobrecogió. «Estamos cansados, pero no puedo imaginar qué cansancio tienen los soldados ucranianos que están en el frente. Ayudad por favor al ejército ucraniano», suplica esta joven funcionaria, cuyo esposo lucha en sus filas. Ese agotamiento es generalizado entre la población, pero existe la certeza de que «cuando la guerra pare será una pausa temporal porque Putin no se detendrá», opina.

992.000 habitantes

tiene en la actualidad Odesa, una ciudad portuaria a orillas del mar Negro, en el sur de Ucrania, célebre por sus playas y edificios como la Ópera.

En los últimos años, los misiles y drones han impactado en calles residenciales como Dovzhenka, pero también en el puerto, clave para la exportación de grano, o en la catedral ortodoxa de la Transfiguración, ubicada en el centro histórico de la ciudad, que fue declarado patrimonio mundial de la Unesco. La respuesta de las autoridades a la invasión ha traído consigo una campaña de eliminación de símbolos del pasado que se ha llevado por delante a la estatua de Catalina la Grande, cuyo lugar ocupa ahora la bandera nacional, y los nombres de varias vías importantes. Sólo el poeta Aleksandr Pushkin resiste a la purga municipal y su estatua sigue en pie, entre las escaleras mundialmente famosas por la película de Sergei Eisenstein 'El acorazado Potemkin' y la increíble Ópera.

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Nuevo mapamundi

El restaurante Benedikt, uno de los lugares que antes de la guerra abrían las 24 horas en esta ciudad que nunca dormía gracias a sus bares, discotecas y night-clubs, muestra uno de los nuevos iconos de Odesa. Se trata de un gran mapa del mundo en el que cada país es una pieza de madera que ocupa la pared principal, pero el destino lo ha redibujado y cada cliente que pasa por delante esboza una sonrisa al verlo. «Unos meses antes de la invasión observamos que las piezas de Alemania, Rusia, la más grande y pesada, y alguna isla se habían movido y las reparamos. Después de la invasión, entramos una mañana y nos encontramos la de Rusia en el suelo y no pensamos colocarla de nuevo», explica Yulia Ivanova, mánager de un local que ahora abre de ocho de la mañana a ocho de la tarde. «Nunca volveremos a poner la pieza de Rusia, es imposible recuperar la amistad entre nosotros después de lo que nos han hecho y esto es triste porque todos tenemos familia y amigos allí. Ahora veo el mapa y pienso que es un mapa de ensueño», comparte.

Mensajes de clientes en la pared del bar Pasadena de Odesa. M. A.

Muy cerca del Benedikt está la cafetería Pasadena, otro lugar en el que las paredes hablan. En este caso, un mapa de Ucrania con la palabra 'hogar' es el motivo en torno al que los clientes pueden escribir lo que quieren hacer el día después de lograr la victoria en la guerra. Yana Belotserkovskaya, de 24 años, es la responsable de un lugar en el que «he visto a mucha gente llorar. Esta pared me ayuda seguir adelante porque leo lo que la gente escribe y me da esperanza. No te sientes solo y es muy importante. Hay cansancio y ansiedad, a veces ataques de pánico… La guerra no trae nada bueno, pero en este tipo de iniciativas los ucranianos mostramos nuestra fuerza».

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