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«Eurovisión es Sodoma y Gomorra. Los rusos no necesitan ir a un lugar donde los hombres se besan». Esta declaración fue pronunciada por Vika Tsyganova, la artista que canta el himno de la compañía de mercenarios de Wagner, un tema que en la Rusia ... actual le ha permitido ganar cierto protagonismo tras una carrera que se centraba en acudir a actuar a los cuarteles rusos en el extranjero.
Todo lo que rodea a la empresa de soldados de fortuna Wagner muestra la mezcla de ideas totalitarias que componen la actual cultura rusa. El solo hecho de que empresa que se caracteriza por la simbología nazi encabece la operación especial para desnazificar Ucrania -según las consignas de Putin- ya muestra la esquizofrenia del discurso oficial. El caso de la cantante Vika Tsyganova tiene también todos los condicionantes de ese mundo absurdo. Se declara seguidora de la Iglesia Ortodoxa pero en 2014 se afilió al partido comunista ruso. Y su himno a Wagner está saturado de referencias a la mitología del Tercer Reich e incluso a Lucifer. Una demente macedonia de conceptos peligrosos.
Vika Tsyganova nació hace 59 años en Jabarosk, cerca de la frontera de Rusia con China. Su padre era un oficial de la Armada y ella ingresó muy pronto en las escuelas oficial que la Unión Soviética creó para la formación de los actores, músicos o escritores que debían afianzar la narrativa de la revolución. Sin embargo, la desaparición de la URSS en 1991 dejó a Vika fuera de ese circuito de artistas oficiales. Tsyganova inició una carrera musical con un grupo que se llamó 'Mar'. Posteriormente tendría varios éxitos de segunda fila en el mundo musical.
El espaldarazo a su carrera musical, ahora en solitario, se produjo a consecuencia de la guerra de Chechenia, desencadenada en 1999. Vika llegó a actuar hasta en diez ocasiones ante las tropas rusas que se desplegaron en el país caucásico. Con el tiempo, se convertiría en la cantante oficial que enviaban desde Moscú para que animase a los soldados que combatían en el exterior. En 2014, con la guerra del Donbás, se volvió a desplazar al exterior para apoyar a los independentistas prorrusos que se levantaron en armas contra Ucrania.
Entonces, según ella misma ha afirmado, se afilió al Partido comunista ruso. Esta fuerza de izquierda, nostálgica del sueño imperial de la URSS, se ha movido siempre en el país entre el 11% y el 20% de los votos. Una cifra considerable dentro de la fragmentación política rusa y que le ha situado en numerosas ocasiones como la segunda formación más votada tras Rusia Unida, la formación de Putin. Los comunistas rusos defienden el enfrentamiento a ultranza con occidente. En otoño, tras la contraofensiva de Ucrania, los líderes comunistas pidieron a Putin la movilización total de la nación para acabar con Kiev, algo a lo que ni siquiera el actual presidente se ha atrevido.
Tsyganova, en 2015, siguió actuando para las tropas. Esta vez, en Siria, a donde se desplazó el Ejército ruso para apoyar al dictador Bashar el Asad. La cantante llegó a ofrecer un concierto en el crucero Moscú, el buque insignia que el año pasado sería hundido por Ucrania. En esas fechas, no obstante, muchas de las discusiones en redes sociales tenían más que ver con los retoques estéticos de la cantante que con sus éxitos musicales.
Hasta que llegó la invasión de Ucrania. Tsyganova comenzó a utilizar sus redes sociales para cargar contra otros cantantes en los que no advertía el suficiente espíritu bélico. Acusó a otros músicos de practicar la blasfemia y pidió que se rodasen más películas sobre vidas de santos de la Iglesia Ortodoxa. Entonces grabó el himno de Wagner. Era el momento en el que esta compañía estaba empezando a reclutar presidiarios para hacer frente a la ofensiva ucraniana.
La canción de Wagner es una versión acelerada del 'Palladium' de Karl Jenkins, un compositor inglés que comenzó como autor de música para anuncios. La pieza que interpreta Tsyganova es fácilmente reconocible y a cualquier oyente le resonará. Fue utilizada en la publicidad de la empresa de diamantes De Beers pero su melodía ha sido empleada en reclamos publicitarios vinculados con la joyería.
Su letra es complicada de traducir. Tiene referencias al paganismo, a la mitología alemana y a la religión. En el tema, titulado directamente Wagner, se habla de «bandidos de la guerra nacidos para el fuego» que participan en batallas en las que «Lucifer controla en vuelo de las valkirias». Al referirse a los mercenarios muertos en la guerra, los glorifica con las siguientes expresiones: «Son nuestros caídos, nuestros santos, el ejército celestial de Dios». Así se refiere a una milicia privada que ejecuta a los desertores con mazos, que está considerada una organización terrorista internacional en Estados Unidos y que la UE ha sancionado por graves violaciones de los derechos humanos.
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