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El protocolo del nombramiento de un nuevo primer ministro (Taoiseach, en gaélico irlandés) es un asunto casi familiar. Los diputados elegidos en la última elección, en este caso 174, suelen conocerse por la estabilidad del sistema. Los primeros ministros –ha habido dos presidentas en la ... historia de la república pero ninguna jefa de Gobierno- llevan a Leinster House a su familia para celebrar el momento.
Todos sabían que el elegido iba a ser Micheál Martin. Los votos de los diputados de su partido, Fianna Fáil, y de Fine Gael, eran suficientes, y contaban además con el apoyo de un grupo de Independientes Regionales que pactaron con las dos grandes fuerzas políticas la formación del Gobierno y su programa. La votación estaba prevista para las 12.30, hora peninsular.
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Leinster House fue el palacio de un duque con el título de uno de los 32 condados de la isla, el que engloba Dublín y ahora acoge un Parlamento con Cámara Baja, Dáil, y Senado. El palacio se convirtió en sede asamblearia en 2022, tras el tratado anglo-irlandés que partió la isla en dos e hizo del sur un dominio del imperio británico. Martin lidera un partido que rechazó el pacto e impulsó la república independiente.
Es la segunda vez que el prudente Martin ocupa la jefatura de Gobierno. Conoce a ciegas el camino que le tenía que llevar a la residencia del presidente de la república, en el parque Phoenix. Los virreyes vivían temporalmente en la bella mansión, aunque su residencia oficial era el Castillo de Dublín, una serie de edificios del XVIII adosados a una torre medieval en el centro de la capital.
Si todo hubiese ocurrido como dice el protocolo, Martin habría partido hacia el parque para comer con el presidente en su residencia, con nombre llamativo (Áras an Uachtaráin) que significa casa de los presidentes. El actual, Michael D. Higgins, sociólogo y poeta, habría quizás retenido a Martin para hablar sobre retos que Trump puede plantear a Irlanda. Antes de entregarle el sello oficial de su poder.
El primer ministro irlandés no tiene una residencia oficial, aunque hay una mansión disponible en otro paraje del parque Fénix. Su oficina de trabajo está en los Edificios del Gobierno, muy cerca del Parlamento. Allí, si todo hubiese ocurrido como estaba previsto, se iba a reunir por primera vez el nuevo Gabinete. Y terminaba la jornada con una cena en la vieja mansión de los virreyes, la casa de Higgins.
El Parlamento entraría entonces en receso hasta el 5 de febrero para que los miembros del Gabinete tengan unos días para visitar sus departamentos, conocer a su personal y los problemas que tengan en su cartera. Tras tres meses de campaña, elecciones con largos recuentos y reuniones variadas para formar Gobierno, la clase política irlandesa iba a mantener el ritmo pausado de la tradición.
Pero el protocolo fue destruido. Los independientes que pactaron el programa de Gobierno, e incluso algunos puestos en la gobernación, quieren voz y derechos a emprender iniciativas desde las filas ocupadas tradicionalmente por la oposición. El Sinn Féin y los partidos izquierdistas se levantaron contra el abuso. Desde las 11.30 de la mañana hasta cerca de las cinco hubo continuos recesos y reuniones.
La presidenta de la Cámara, Verona Murphy, que logró su posición por iniciativa de los independientes, se hartó en su estreno. Dijo que el 'Dáil' era un caos y disolvió la asamblea. Se reunirá este jueves, a las 9.30, para iniciar de nuevo la elección de Micheál Martin, que tiene un frente izquierdista con el poderoso Sinn Féin de líder que quiere hacerle la vida difícil a su coalición, y unos independientes que van a lo suyo.
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