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Los georgianos han acudido a las urnas este sábado con la idea de que estas elecciones parlamentarias eran las más cruciales de sus vidas. Los más de tres millones y medio de ciudadanos con derecho a voto han valorado las diferentes alternativas que a ellas ... concurrían y que han configurado dos bloques, el primero integrado por el partido del Gobierno, Sueño Georgiano, en el poder desde 2012, y el segundo, por los cuatro partidos de la oposición al anterior: Coalición por el Cambio, Georgia Fuerte, Gajaria por Georgia y Movimiento Nacional Unido. La decisión era clara, a la par que simplista, o se apoyaba a un gobierno «supuestamente» prorruso o se optaba por la UE. La propia presidenta del país, Salomé Zourabchvili, definía las elecciones como un «referéndum» entre Europa y Rusia.
Pues bien, Sueño Georgiano, partido creado y dirigido por el millonario Bidzina Ivanishvili, ha vuelto a ganar los comicios con un 53,92% de los votos, a pesar de la «Ley de Agentes Extranjeros» o «Ley Rusa»; de la eliminación de cuotas para mujeres en política y en la Administración; del proyecto de ley aprobado recientemente que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo, la propaganda de relaciones no heterosexuales, la transición de género y el contenido relacionado con temática LGBT en los medios públicos; del estancamiento en el proceso de adhesión a la UE congelado desde el pasado verano por Bruselas y de su promesa de modificar la Constitución para prohibir los partidos de oposición si consiguiera tres cuartas partes de los escaños de los 150 del parlamento del país.
Ha pesado más en los georgianos el miedo a la guerra, generado por la desconfianza de la realidad bélica en Ucrania, y han elegido la «paz» del partido gobernante. Y no es nada nimio ni pueril en un país que ha sufrido tres guerras en su corta historia como Estado independiente: la contienda civil de 1991-1992 y las guerras de Abjasia (1992-1993) y Osetia del Sur (2008). Muchos georgianos quieren Europa (recordemos que en torno a un 85% de ellos son favorables a ser parte de la UE) pero también quieren vivir en paz después de estas fases traumáticas y recientes. Si a ello sumamos que la Rusia de Vladímir Putin, con la que le unen lazos económicos de gran dependencia, les ha ofrecido mediar para normalizar relaciones con las dos provincias desgajadas de su territorio, podemos entender la disyuntiva de los ciudadanos en la reciente votación. La «paz con Rusia» que ofrece Sueño Georgiano y relaciones con la UE recuerda a la posición de la Turquía candidata a la misma y miembro de la OTAN que mantiene, a la vez, buenas relaciones con Rusia. Tampoco es baladí recordar que Georgia es una nación conservadora, con una gran influencia de la Iglesia Ortodoxa, que aboga por mantener los valores y estilo de vida georgiano y la defensa de la familia tradicional frente a la invasión cultural occidental.
Parece que se mantendrá el «statu quo» y que seguirá la pugna geopolítica por controlar la abundancia de recursos naturales de gas y petróleo de la región y el paso por la misma de grandes oleoductos no supervisados por Rusia (BTC, gasoducto del Cáucaso Sur).
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