Trump vuelve a librarse de milagro de un intento de asesinato, la segunda vez en dos meses

El sheriff del condado de Palm Beach, Ric Bradshaw, explicó que, al tratarse de un expresidente, y no de un mandatario en el cargo, la seguridad se limita a los servicios secretos, «pero la próxima vez habrá mucha más». La derecha pide responsabilidades al gobierno de Biden y, en concreto, al último responsable de la seguridad interior, Alejandro Mayorkas, al que la Cámara de Representantes abrió en enero una investigación de 'impeachment' por su responsabilidad en la oleada migratoria.

Al tratarse de la segunda vez que ocurre en dos meses, las teorías conspiratorias incluyen la idea de una vendetta personal para descuidar su seguridad. La primera vez, el 13 de julio, durante un mitin en Butler (Pensilvania), la bala le rozó la oreja. Esta vez, ni eso. Un avezado agente de los servicios secretos, que caminaba delante del magnate por el campo de golf cada vez que se movía de hoyo en hoyo, vio sobresalir el cañón del rifle de entre los arbustos de una valla y disparó sin dudarlo. Los hoyos 4, 5 y 6 entre los que se movía transcurren en paralelo a la calle. El individuo resultó ileso y se dio a la fuga, lo que ha indignado aún más a los seguidores de Trump, que no entienden cómo no había más seguridad en los alrededores del campo de golf de West Palm Beach, donde el magnate juega habitualmente los domingos.

Un peatón que lo vio subirse a un Nissan negro tomó una foto de la matrícula, lo que permitió a los servicios secretos difundir la información que condujo rápidamente a su captura. Cuando los agentes del sheriff del condado de Martin detuvieron el coche en dirección al norte, por la autopista interestatal 95, el hombre al volante no se inmutó. Estaba «calmado y no hizo preguntas», contaron. El sospechoso, Ryan Routh, de 58 años, residente de Hawai, no era ajeno a las noticias. Alguien con su mismo nombre y fecha de nacimiento ya había sido detenido en Carolina del Norte entre 2001 y 2002 por una docena de delitos, entre los que destaca la «posesión de un arma de destrucción masiva», publicó 'The New York Post'.

La guerra de Ucrania le devolvió la relevancia al ser entrevistado en varios medios por sus esfuerzos para reclutar mercenarios afganos para luchar en Ucrania, donde habría estado él mismo, según publicaba en las redes sociales. «Solo soy un ciudadano estadounidense tratando de ayudar», aseguró el año pasado a 'The New York Times'. En esa entrevista dijo haberse reunido en Washington con diferentes políticos estadounidenses a los que cabildeaba para que apoyasen a Ucrania. Como candidato presidencial, Trump promete acabar con esa guerra forzando a Ucrania a ceder territorio a Rusia bajo la amenaza de suspender toda la ayuda si no aceptaba los términos. Su vicepresidente, el senador JD Vance, declaró el jueves que una posibilidad que barajan sería convertir la franja ucraniana invadida por Rusia en una zona neutral custodiada por la comunidad internacional, lo que para Ucrania suena a derrota.

Antes de que una lluvia torrencial inundase la zona, los agentes del FBI recuperaron de la escena dos mochilas con placas de cerámica antibalas y cámaras GoPro, lo que sugiere que el presunto asesino pretendía grabar su hazaña y escapar con vida, pero fue descubierto mientras se preparaba para disparar.

Trump fue trasladado rápidamente a una sala de seguridad, desde donde llamó a su amigo, el senador Lindsey Graham apenas media hora después. «Ha habido disparos y estoy rodeado de 500 policías», exageró, antes de que saltase la noticia a los medios, aún confuso sobre lo que había ocurrido. «Está de buen humor, no conozco a otro como él», contó admirado el senador a la cadena Fox. Su director de campaña, Steven Cheung, ratificó en un comunicado que se encontraba a salvo. El magnate no perdió oportunidad para conminar a sus seguidores a donar fondos. «Hay gente en este mundo que hará cualquier cosa para pararnos, pero yo no dejaré de luchar por vosotros», prometió en el mensaje masivo que envió pidiendo donaciones.

El presidente Biden reiteró en un comunicado que en EEUU «no hay sitio para la violencia política, ni de cualquier otro tipo» y anunció haber ordenado a su equipo que se aseguren de que los Servicios Secretos disponen de todos los recursos, capacidades y medidas de protección para que el ex presidente «continúe a salvo».