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Mercedes Gallego
Miércoles, 6 de diciembre 2023
Es posible que no haya días buenos para ser policía en el sur de Texas, pero el martes fue uno para no olvidar. Desde primera hora de la mañana la Policía empezó a recibir llamadas de disparos inconexos que tuvo en vilo a la ciudad ... de Austin. Para cuando cayó la noche, nueve personas habían sido víctimas de los disparos y seis de ellas habían perdido la vida.
Las víctimas eran de todo tipo y condición. El policía de un instituto que hacía la ronda recibió un disparo en la pierna sin venir al cuento. Una ciclista que volvía a casa después del trabajo, una pareja cuyos cuerpos se encontraron «amontonados en un armario», un agente que respondía a un intento de robo, otro matrimonio muerto en su casa. Y para rematar el día, una persecución de película que acabó cuando el coche del sospechoso se estrelló. Lo que se dice un día de locos, del que la oficina del sheriff ni siquiera quiere hablar hasta que logre conectar el puzle de sangre y fuego. La buena noticia es que la Policía cree que todos esos incidentes están conectados al mismo hombre que lograron detener al filo de las 8 de la noche, Shane James, de 34 años.
Pero la jornada de sangre y fuego estaba lejos de terminar. En Nevada, la Universidad de Las Vegas (UNLV) empezó a emitir un estremecedor mensaje a sus estudiantes -«Corre. Escóndete. Pelea»- cuando se supo que había un tiroteo activo en sus instalaciones. El protocolo, al que ya se han habituado los centros escolares de EE UU, instruye a los alumnos a luchar «solo como último recurso y si tu vida está en peligro». Ese fue el caso de al menos tres personas que murieron en el tiroteo y de otra más que al cierre de esta edición se encontraba hospitalizada en estado crítico. El pistolero fue abatido por la Policía.
Clase por clase
Apenas dos días antes el adjunto del jefe de policía, Dori Koren, presumía de eficacia al haberse ocupado en cuestión de horas de un adolescente de 16 años que amenazó con una matanza de judíos, pero al ritmo que se suceden es imposible pararlas todas. Las fuerzas del orden iban ayer clase por clase, edificio por edificio en busca de alumnos escondidos o cómplices potenciales del presunto lobo solitario. El FBI investigaba a toda velocidad su identidad y su pasado, mientras rastreaba las redes sociales en busca de pistas sobre su motivación, mientras que el Bureau de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) se encargaba de investigar el origen de las armas usadas, que en Nevada pueden adquirirse fácilmente.
Las Vegas es una ciudad traumatizada por el peor tiroteo de la historia, cometido en 2017 por un hombre de 64 años desde la ventana del hotel Mandalay Bay, desde la que abatió a cerca de 500 personas, de las que 60 fallecieron y 413 resultaron heridas. El pánico que se apoderó de los asistentes al concierto de la Route 91 elevóla cifra de heridos a 867. El asesino se pegó un tiro, sin que nunca se pudiera averiguar qué le motivó a perpetrar semejante matanza.
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