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M. Pérez
Viernes, 31 de enero 2025, 20:37
Después de agitar el Departamento de Justicia, Donald Trump está dispuesto a ejecutar una expeditiva y profunda remodelación del FBI. Varios altos cargos de la poderosa agencia de investigación federal han recibido la orden de dejar su trabajo o enfrentarse al despìdo en cuestión de ... días. La misiva coincide en el tiempo con la comparecencia en el Senado de Kash Patel, el nominado por el nuevo presidente para dirigir la oficina, quien el jueves prometió que todos los empleados estarían «protegidos contra represalias políticas».
El último movimiento de la Administración republicana sorprende, aunque cada vez menos. Tanto Trump como Patel han criticado al FBI y lo han acusado de ejercer como «arma» del Partido Demócrata contra los conservadores en los últimos cuatro años. En la agencia se adivinaba una posible purga, especialmente entre los nombramientos producidos en la etapa de Joe Biden y los investigadores de los presuntos delitos del magnate y del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. El primero en entregar su dimisión y cruzar la puerta de salida ha sido el anterior director, Christopher A. Wray, consciente de la cantidad de veces en que el nuevo mandatario había amenazado con despedirle.
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Otros funcionarios de primer nivel han tomado la decisión de jubilarse y en los próximos días se espera un aluvión de renuncias. Mejor irse por propia voluntad que arriesgarse a una degradación o un despido y la posibilidad de perder beneficios. Dos experimentados agentes que tuvieron a su cargo casos tan sonados como la documentación secreta encontrada en la mansión de Donald Trump en Florida o las injerencias rusas en las elecciones de 2016 se han acogido a la prejubilación, según cuenta 'The Washington Post', al igual que el principal investigador del buró en la capital federal, quien ha pedido la condición de pensionista después de recibir el jueves la carta donde se exigía su renuncia.
Las órdenes afectan a cargos de la sede central del FBI y a agentes de campo en diferentes Estados. Entre ellos hay subdirectores responsables de supervisar las grandes investigaciones criminales y de seguridad nacional, según el citado medio. y media docena de cargos nombrados por Wray. A muchos de ellos se les concede de plazo hasta el lunes para formalizar su marcha.
El FBI constitruye la principal rama de investigación del Departamento de Justicia, donde el presidente electo ya ha modificado el estatus de jusristas y fiscales, a los que ha reasignado de puesto o despedido. Antes de eso, ordenó cerrar todos los programas DEI de inclusión y diversidad de género. El FBI, al que en su día se reprochó una excesiva masculinidad y que ha registrado 300 denuncias por acoso o agresión sexual desde 2021, hizo durante la etapa de Biden en la Casa Blanca un esfuerzo para adaptarse internamente a la filosofía DEI, que esta semana quedó en punto muerto cuando en un comunicado anunció que «la diversidad ya no es un valor central de la organización para nuestros empleados», Incluso, el mural a la entrada de la sede de Quantico (Virginia) que mostraba las palabras 'diversidad' e 'integración' ha sido tapado con pintura gris.
Aparte de la aparente purga, en el Buró de Investigación Federal se teme que el nuevo inquilino de la Casa Blanca intente tomar el control de sus actividades. Hasta ahora, solo el director de la agencia se designaba políticamente. El resto del organigrama lo han formado agentes y tradicionalmente han tenido una gran importancia los méritos profesionales. En cambio, Trump quiere crear cinco pùestos políticos de dirección. Aunque ya se barajan nombres para ocuparlos, Patrel respondió el jueves al Senado que desconocía este hecho con un somero «esto es nuevo para mí»,
¿Hasta dónde prevé llegar el nuevo presidente? No existe un horizonte definido, pero ya hay voces que advierten de un probable colapso de la Administración si continúan los despidos. Aparte del FBI, el Departamento de Justicia o el cierre de todos los servicios DEI, el mandatario quiere deshacerse de dos millones de funcionarios (con el sueldo de ocho meses garantizado) en aras de reducir costes y mejorar la eficiencia del aparato público, El problema es que la mayoría de los puestos públicos se concentra en los departamentos y agencias de Seguridad Nacional y Defensa mientras en el resto el crecimiento del empleo ha sido desde hace cincuenta años inferior al de la población; es decir, no sobra plantilla.
«Están generando tanto caos y confusión que toda la maquinaria del Gobierno amenaza con paralizarse», ha señalado Teresa W. Gerton, directora ejecutiva de la Academia Nacional de Administración Pública. Otros expertos, y la totalidad de los demócratas, opinan que Trump trata de crear un entorno laboral «temeroso» que evite cualquier discrepancia con sus políticas, y exponen como ejemplo los cambios en Justicia del personal que no se ha mostrado leal al republicano. Eso sí, la afiliación a los sindicatos se ha disparado.
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