El presunto autor de la matanza fue captado por varias cámaras en los locales en los que disparó indiscriminadamente. AFP

El exmilitar que asesinó a 18 personas en Maine «sigue suelto y está armado»

La Policía del pequeño estado norteamericano alerta del riesgo de un criminal aficionado a la supervivencia al aire libre que ha conseguido eludir el fuerte cerco inicial

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Jueves, 26 de octubre 2023, 22:12

El asesino «sigue suelto, está armado y es peligroso», advirtieron las autoridades. En las calles de Lewiston (Maine) había dejado 18 muertos y 13 heridos, tres de ellos en estado crítico. Los habitantes pasaron la noche en vela reportando a la Policía cada ruido que ... oían en el sótano o cada movimiento en los arbustos. Al despertar este jueves se encontraron con que el autor de la masacre seguía en paradero desconocido.

Publicidad

Se llama Robert Card, tiene 40 años y el miércoles por la noche eligió para su matanza dos escenarios diferentes, una bolera y un restaurante, que según la CNN frecuentaba con su novia, que acababa de dejarlo. Como militar de infantería en el 304 regimiento de la Armada, era uno de los tiradores más certeros de su quinta, lo que sin duda influyó para que al pasar a la vida civil en la reserva se convirtiera en instructor de tiro.

Pero lo que realmente preocupa a los expertos es su habilidad para evadir la búsqueda masiva que desplegaron las autoridades en todo Maine y alrededores. El hecho de que pasara la noche sin que le aprehendieran hacía pensar a algunos que podía haber abandonado el pequeño estado de 1,3 millones de habitantes. Otros sostenían que está escondido en los densos bosques de Nueva Inglaterra, junto a los que desapareció.

«El señor Card», como se refirió a él el coronel William Ross, jefe de la investigación en una población en la que todos se conocen, es un aficionado a la supervivencia al aire libre que podría estar poniendo a prueba los conocimientos que ha trabajado como hobby a lo largo de su vida. La Policía encontró su coche en Lisbon, un pueblo de menos de 10.000 habitantes en el condado de Androscoggin que antiguamente era parte de Bowdoin, la ciudad en la que vivía. Territorio frondoso y familiar, en uno de los condados de Maine que Donald Trump ganó dos veces, pese a que el estado fue a la casilla de Biden.

Publicidad

Los equipos funerarios retiran el cadáver de una de las víctimas. EFE

Los miércoles por la noche los adolescentes reciben descuento en la bolera Just-In-Time Recreation que eligió para explotar con un rifle del calibre .308. Eso hacía temer que la masacre acabase teniendo una carga emocional todavía más insoportable para un territorio laxo en el control de armas, que hasta ahora presumía de ser uno de los más seguros. La Policía se cuidó este jueves de no entrar en detalles que pudieran dar pie a especular con los motivos del sospechoso, porque nadie quiere decir nada que pueda ayudar después a su defensa a librarle de una condena.

Problemas mentales

El presunto criminal permaneció ingresado dos semanas en un hospital psiquiátrico

La primera víctima que se identificó fue Bob Violette, un mecánico jubilado de 76 años, apasionado de los bolos, que según su nuera murió protegiendo a los adolescentes. Su mujer se encontraba entre los heridos, sin que se supiera su estado. Violette era un bonachón muy conocido en su entorno, donde se le recordaba por no salir nunca sin dar besos y abrazos a su familia. Precisamente su nieto mayor era un habitual de estas noches de miércoles para adolescentes a las que le gustaba asistir. La siguiente fue Tricia Asselin, de 53, que corrió a llamar por teléfono para pedir auxilio. Su hermana logró escapar.

Publicidad

Bolera

Fueron dos de los siete que murieron en la bolera donde empezó la cacería minutos antes de las 19.00 horas. Mientras toda la Policía disponible en la zona se encargaba de buscarle entre quienes huían en pánico, el sospechoso condujo los 15 minutos que pudo haber tardado en recorrer los 6,5 km que les separaban del restaurante Schemengees Bar and Grille, el segundo escenario de la matanza. Allí murieron otras ocho personas. Tres más lo harían en el Hospital Central, que en cuestión de 45 minutos recibió una avalancha de ambulancias cargadas de heridos, de los que tres seguían este jueves en estado crítico y podían sumarse al balance mortal de la tragedia.

Todo indica que Card eligió los escenarios cuidadosamente. Su familia le ha urgido a que se entregue y dice estar cooperando con la Policía. Su hermana Katie asegura que las dos semanas que pasó en julio en un hospital psiquiátrico, a petición de su comandante, por «conducta errática», no le definían, sino que fue una crisis puntual. «Oía a la gente decir cosas», confesó a 'The Daily Beast'.

Publicidad

Sus compañeros del Ejército le recuerdan como un tipo tranquilo y amable, pero su vecino Liam Kent describía la finca «básica» en la que vivía con su padre como un sitio al que nadie se acercaba. «Estaban asociados con milicias de ultraderecha», aseguró a NBC. Los motivos son siempre lo más esquivo de los tiroteos, tan predecibles en el país de las armas. «Es triste que uno se siente aquí a ver ocurrir esto una y otra vez sin que nadie haga algo al respecto», lamentó el entrenador de los Sacramento Kings, al utilizar su tiempo tras el partido ante las cámaras para pedir que el país haga algo al respecto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad