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Estados Unidos viaja al pasado con una semana en la que cinco presos serán ejecutados. Hace veintiún años que no coincidían tantos ajusticiamientos en un periodo tan corto de tiempo. Las ejecuciones en Alabama, Missouri, Oklahoma, Carolina del Sur y Texas harán que sea la ... primera vez desde julio de 2003 que se aplica la pena capital a cinco personas en siete días, según datos del Centro de Información sobre la Pena de Muerte. Si se cumple con lo previsto, Estados Unidos habrá alcanzado las 1.600 ejecuciones desde que el castigo mortal fue restablecido por la Corte Suprema en 1976.
Los expertos creen que la programación de cinco ejecuciones en una misma semana es una anomalía como resultado de que los tribunales de otros tantos estados fijaron fechas cercanas en el tiempo.
«No conozco ninguna razón más que la coincidencia», explicó Eric Berger, profesor de Derecho en la Universidad de Nebraska, con experiencia en el estudio de la pena de muerte y la inyección letal. Hay factores que pueden influir para que se produzca esta acumulación de ejecuciones. Como una moratoria por actuaciones fallidas en Oklahoma o la falta de suministro de medicamentos letales en el caso de Carolina del Sur.
En este Estado los ajusticiamientos han estado paralizados desde que en 2011 se agotaron los fármacos para la inyección fatal. Ninguna empresa suministró el producto hasta la aprobación de una ley que mantiene en secreto el nombre del proveedor.
Así, Carolina del Sur ejecutó el pasado viernes al primer preso en trece años: Freddie Owens, condenado a muerte por el asesinato de una mujer en 1999. Y lo hizo pese a las nuevas pruebas de su inocencia, días después de que el principal testigo del caso se retractara de su testimonio.
Esta pasada madrugada Texas tenía previsto administrar la inyección letal a Travis Mullis, un hombre con un largo historial de enfermedades mentales, tras su condena por matar a su hijo de tres meses en 2008. También estaba programada en Missouri la ejecución de Marcellus Williams, a pesar de las objeciones de los fiscales que sugieren que su condena fue injusta. Incluso la familia de la víctima y la fiscalía del condado de Saint Louis, que originalmente lo condenó, habían solicitado que se anulara su caso por la falta de pruebas de ADN que lo vinculan con la muerte de Lisha Gayle en 1998. A pesar de que ninguna evidencia forense relacionó a Williams con el cuchillo o la escena del crimen, fue condenado por robar y apuñalar hasta la muerte a la trabajadora social. El sentenciado a muerte ya había visto suspendida su ejecución en el último minuto en dos ocasiones, pero esta vez el gobernador se ha negado a concederle el indulto.
Por su parte, Alabama llevará a cabo mañana el segundo ajusticiamiento del país con el uso de gas nitrógeno. Alan Miller fue sentenciado a muerte por matar a tres hombres en un tiroteo en su lugar de trabajo en 1999, mientras Oklahoma se prepara para aplicar el mismo día la inyección letal a Emmanuel Littlejohn por su papel en el asesinato del dueño de una tienda en el transcurso de un robo.
2.216 presos están en el corredor de la muerte esperando el turno para su ejecución, con 25 ajusticiamientos programados durante este 2024. Hay al menos 20 reos que llevan 45 años condenados a morir, pero la media de estancia es de trece años.
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