El sheriff Jud Smith llega al instituto Apalachee de Winder. AFP

Al menos cuatro muertos y treinta heridos en un tiroteo escolar en Georgia

Un estudiante de 14 años fue detenido como sospechoso del crimen en el instituto Apalachee

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 21:47

La vuelta al cole en Estados Unidos supone el regreso de los tiroteos escolares. El que este miércoles abrió esta macabra temporada ocurrió, como es más común, en uno de esos pueblos en los que nunca pasa nada, Winder (Georgia), de menos de 20.000 ... habitantes. Dos profesores y dos estudiantes perdieron la vida, mientras una treintena resultaron heridos, nueve de hospitalizados.

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La imagen de un adolescente trasladado en camilla perseguirá para siempre a los miles de compañeros que deambulaban asustados en los alrededores del instituto Apalachee, donde se produjo la masacre, a 45 minutos de la ciudad de Atlanta.

«Lo que debería haber sido una alegre temporada de regreso a clase se ha convertido en otro horrible recordatorio de cómo la violencia armada continúa desgarrando a nuestras comunidades», denunció en un comunicado el presidente Joe Biden. En Estados Unidos, los estudiantes «aprenden a ponerse a cubierto en lugar de a leer y escribir», lamentó. «No podemos seguir aceptando esto como algo normal».

Joe Biden lamentó que en EE UU los alumnos aprenden «a ponerse a cubierto en lugar de a leer y escribir»

El control de armas se colaba así en primera plana de la campaña electoral. La vicepresidenta Kamala Harris se encontraba en New Hampshire para dar un discurso sobre incentivos fiscales a la creación de start-ups, pero tuvo que hacer un hueco para tratar este tema, que forma parte de su agenda. «Es indignante que cada día los padres de este país tengan que mandar a sus hijos al colegio sin saber si van a volver con vida. ¡Esto no tiene sentido, no debería ocurrir!», bramó.

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La policía identificó al autor como Colt Gray, un joven de 14 años que «se tiró al suelo y se dejó esposar cuando se dio cuenta de que no saldría de allí con vida», contó el sheriff del condado de Barrow, Jud Smith. «Puede que nunca sepamos el por qué», advirtió el sheriff, a pesar de que el chico está hablando con los investigadores. El jefe de policía no ofreció ningún dato sobre el arma utilizada ni la relación que esta masacre pudiera tener con la amenaza que recibió el centro escolar ese mismo día. «El amor prevalecerá sobre la maldad que ha ocurrido hoy», prometió el jefe de policía con aires de predicador sureño. «Nunca imaginé que en mi carrera estaría hablando con los medios sobre algo así.»

Tampoco los estudiantes incrédulos, que al principio se negaron a creer que aquello no era un ejercicio más. Lo que corría después de boca en boca eran los asustados testimonios de quienes a las 9:30 am oyeron el sonido de las balas y se pusieron a cubierto vacilantes, de acuerdo a las instrucciones que todo escolar en EEUU ha practicado en múltiples simulacros. La luz de emergencia parpadeaba en rojo cuando un hombre abrió la puerta del aula, a oscuras, apuntándoles con una pistola. «Ya pueden salir», gritó uno de los policías que iban clase por clase asegurándose de que no había más pistoleros sueltos.

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Carreteras colapsadas

Algunos salieron ordenadamente, en fila india. Otros lo hicieron corriendo en cuanto pudieron, lo que provocó esguinces que aumentaron el número de heridos. «Lo que ha pasado ahí detrás es algo malvado», dijo el sheriff.

Con las carreteras adyacentes tomadas por la multitud de padres que corrían a la escena en busca de sus hijos y medios de comunicación ansiosos de cubrir la noticia, los alrededores del instituto Apalachee estaban colapsados. «Tiroteo escolar, mamá, estoy asustado. No es una broma. Hay un chico muerto a mi lado», escribió Ethan Clark a su madre. «Dejo el trabajo. Voy a buscarte», contestó ella de inmediato. «Te quiero, mamá». «Yo también, cariño».

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