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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ampliará el muro que se extiende en la frontera con México para frenar la avalancha migratoria, una decisión que contradice la promesa que él mismo hizo durante la campaña para las elecciones de 2020, cuando defendió que «no ... se construirá ni un pie (30 centímetros) más» de barrera. La medida anunciada el jueves viene condicionada por la obligación que tiene su Gobierno de destinar fondos asignados durante la 'era Trump'.
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El secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, habló de una «necesidad aguda e inmediata» de «evitar entradas ilegales» a EE UU desde México. En el país azteca no fue bien recibida la extensión del muro. Su presidente, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que se trata de «un retroceso porque no resuelve el problema» y animó a «atender las causas» de la migración. Tampoco tiene el visto bueno de los ecologistas ya que la medida exige que se derogue hasta una veintena de leyes y regulaciones federales, muchas de ellas medioambientales.
Desde hace décadas, con demócratas o republicanos en la Casa Blanca, son varios los gobiernos de EE UU que han instalado algún tipo de vallado en las zonas limítrofes con México. El expresidente Donald Trump convirtió la idea de levantar un muro fronterizo en uno de los ejes de su política migratoria y se atrevió a asegurar que el país azteca se haría cargo de su coste. Su sucesor decidió suspender su construcción y poner fin al uso de fondos para la financiación de esta obra, unos recursos que planteó al Congreso que se destinaran a garantizar la seguridad en la frontera pero mediante tecnología. La propuesta no cuajó.
Biden sostiene ahora que «no puede impedir» que se use dinero asignado por el Congreso en el año fiscal 2019 -con Trump como presidente- para levantar una barrera fronteriza en el valle del río Grande. «Fue asignado para el muro. Intenté que lo reasignaran, que lo redirigieran. No lo hicieron», explicó. Tanto él como otros miembros de su gabinete se han esforzado en las últimas horas en aclarar que no se trata de una decisión propia sino de una obligación legal. Y también han salido al paso de los comentarios sobre que la medida buscara a cambio el apoyo republicano a una nueva partida de ayuda para Ucrania.
El expresidente se tomó la decisión como una victoria propia al considera que «tenía razón» cuando apostó por crear «un nuevo y hermoso muro fronterizo», escribió en su plataforma Truth Social. Y se cuestionó si «Joe Biden se disculpará (...) por tardar tanto en actuar».
Las nuevas vallas se colocarán en una zona de «elevada entrada ilegal», describió Mayorkas, donde más de 245.000 migrantes llegados a través de México fueron interceptados entre octubre de 2022 y el pasado agosto. La ola de entradas irregulares supone un quebradero de cabeza para Biden, que desde hace tiempo soporta la presión de ciudades gobernadas tanto por republicanos como por demócratas que no dan abasto. En las últimas semanas ha aprobado, por ejemplo, el envío adicional de 800 efectivos militares a la frontera o la reanudación de las deportaciones de venezolanos a su país previo acuerdo con Nicolás Maduro.
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