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El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, destacó este viernes el revulsivo que ha supuesto la nueva Administración estadounidense para conseguir una posible paz ... en Ucrania. Pero la paciencia de los aliados y también de la Casa Blanca tiene un límite. El secretario de Estado Marco Rubio aseguró este viernes que su presidente, Donald Trump, «no caerá en la trampa de una negociación interminable» con Rusia y que sabrá «muy pronto» si el Kremlin quiere realmente acabar con la guerra en la exrepública. ¿Cuándo?, le preguntaron los socios de la Alianza. «En semanas, no meses», respondió.
En su intervención en los márgenes de la reunión de ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica celebrada en Bruselas, el emisario estadounidense apuntó que Washington tiene clara su hoja de ruta y que no entrará en el juego de discutir condiciones para un alto el fuego con Moscú. «Sabremos muy pronto, por sus respuestas, si son serios sobre proceder con la paz o es todo una táctica dilatoria», declaró Rubio.
Aunque EE UU se muestra «optimista» sobre las negociaciones después de los contactos mantenidos con Rusia, el secretario de Estado señaló que «al final lo que importa es si avanzamos» y que, de no hacerlo, la Casa Blanca deberá cambiar su estrategia. Las palabras de Marco Rubio fueron el colofón a la intranquilidad y los requerimientos de los aliados de la OTAN, que concentraron buena parte de su interés en conocer qué plazo maneja Trump para determinar si el Kremlin va en serio o no con el alto el fuego.
Los informes son cada vez más borrosos y aumentan los temores de que el presidente Vladímir Putin esté intentando únicamente ganar tiempo para fortalecer su dominio en el campo de batalla ucraniano. Varios de los ministros presentes en la reunión habían expresado además anteriormente su malestar porque Europa haya sido apartada del diálogo Washington-Moscú y que estén a oscuras de este proceso.
Alianza Atlántica Exige a Rusia que acepte el alto el fuego en Ucrania y que dé su respuesta de modo inmediato a EE UU. Emplaza a Donald Trump a fijar una fecha límite para que Vladímir Putin se pronuncie.
Estados Unidos Espera que el Kremlin conteste a la oferta de una tregua en «semanas, no meses». Si su respuesta no es afirmativa, la Casa Blanca está dispuesta a cambiar su estrategia con Moscú, hasta ahora ciertamente conciliadora.
Ucrania. Reclama mayor presión internacional sobre Rusia para que acepte el acuerdo. «No debemos permitir que Moscú dé largas al asunto», advirtió este viernes el ministro de Exteriores, Andrí Sibiga.
Coalición de voluntarios. Francia y el Reino Unido enviaron este viernes a Kiev a sus respectivos jefes de Estado Mayor, el general Thierry Burkhard y el almirante Anthony Radakin, para mantener el primer encuentro operativo con el alto mando militar ucraniano de cara a establecer una misión de paz internacional en el país cuando callen las armas. Una treintena de países secundan esta coalición, aunque existen discrepancias sobre el envío de tropas.
Por eso, los aliados saltaron este viernes en un llamamiento general a elevar la presión sobre Rusia para cerrar cuanto antes un acuerdo de paz. El ministro de Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, y su homólogo británico, David Lammy, consideraron que Putin es «el principal escollo» para avanzar en el diálogo, ya que mantiene vigente la orden de atacar Ucrania.
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, subrayó que Putin «tiene que decir sí al alto el fuego en un periodo razonable. No podemos estar esperando eternamente». Destacó, igualmente que Kiev ya ha demostrado su voluntad de lograr la paz «y ahora le toca a Rusia».
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, puso el foco en los vínculos del Kremlin con China, Corea del Norte e Irán para alertar de que estas relaciones «ponen en riesgo» la seguridad internacional. «Buscan desestabilizar nuestras sociedades con asesinatos, ciberataques...», aseguró, antes de considerar que la receta ante este hecho pasa por trabajar para lograr «una OTAN más letal».
El aumento del gasto en Defensa de los aliados sigue siendo una parte central de los planes de refuerzo de la Alianza. Y Rutte fue claro al respecto: «Los países que no están en el 2% de gasto de su Producto Interior Bruto (PIB) se están acercando a esa cifra y lo necesitamos para hacer frente a Rusia y a la amenaza de China. Si no aumentamos el gasto militar, no podremos defendernos en cinco años».
Rutte también fue claro al especificar que la organización no prevé modificar en su próxima cumbre la definición de defensa e incluir cometidos como el control de fronteras o la lucha antiterrorista, tal y como han planteado el presidente español, Pedro Sánchez, y la primera ministra italiana, Georgia Meloni, quien también aboga por incluir el reforzamiento en materias de fronteras, ciberseguridad o infraestructuras en el conocido plan de rearme europeo.
«No hemos discutido esa cuestión, pero dentro de la OTAN tenemos una definición clara, un entendimiento, de lo que es y lo que no es el gasto en defensa», zanjó Rutte. El líder diferenció así el proyecto económico y militar de la Alianza del que quiere activar la UE para su propia seguridad, y en un recordatorio de que ningún aliado podrá meter este tipo de inversiones en el gasto previsto por la OTAN.
La próxima cumbre -que se celebrará en junio en La Haya- será la cita en la que los países establezcan una nueva base de gasto a nivel nacional, que Rutte ya ha adelantado que debería ser «superior al 3%». Trump acudirá a la reunión y ya ha dejado claro que exigirá más a los europeos: hasta el 5% del PIB.
Queda un largo camino para llegar a esas cifras. El informe más reciente de la Alianza -fechado en 2024- muestra que ocho miembros aún están por debajo del 2% de gasto que exige la organización: Croacia, Portugal, Italia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Eslovenia y España. Y algunos de los presentes en Bruselas, como la jefa de la diplomacia canadiense, Mélanie Joly, hicieron notar que la subida de aranceles impuesta por Trump no facilita la disposición de fondos. Joly, por cierto, exigió a la Casa Blanca que ponga ya un «plazo» al Kremlin para anunciar su respuesta sobre la paz en Ucrania.
Rutte trató de quitar hierro al asunto y afirmó que también en el pasado se han vivido situaciones conflictivas a causa de las tasas arancelarias. Y añadió que una guerra comercial «no pone en riesgo el artículo 2 del Tratado de la OTAN», por el que sus miembros deben establecer relaciones pacíficas y económicamente estables.
La presión que sienten los países aliados es grande, sobre todo aquellos que tienen más cerca a Rusia, como los bálticos. El ministro de Exteriores estonio, Margus Tsahkna, señaló que «Putin no está centrado en la paz: pide más, pone más condiciones, y está claro que debe haber líneas rojas. Trump no puede esperar más», le espetó al secretario de Estado norteamericano.
«Tiene que ser un sí o tiene que ser un no. Tiene que ser una respuesta rápida», enfatizó por su parte la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock. El francés Barrot centró, sin embargo, todas las responsabilidades en Putin y destacó que EE UU «ha trabajado muy duro» para confeccionar una oferta de alto el fuego.
«Tenemos una definición muy clara de lo que es y no es gasto en Defensa» y modificar ese concepto supone «diluirlo»
«Sabremos muy pronto si Rusia es seria sobre proceder con la paz o todo es una táctica dilatoria. Lo importante es avanzar»
«Putin es ahora mismo el principal escollo para avanzar. Debemos aumentar la presión para que negocie»
«No podemos esperar eternamente. Kiev ha dejado clara su voluntad para lograr la paz y ahora le toca a Moscú»
«Putin no está centrado en la paz: pide más y pone más condiciones. Debe haber líneas rojas y Trump no puede aguardar más»
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