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La ciudad de Los Ángeles ha dejado de ser lo que era. No hay lugar para el glamur, el lujo, la magia del Paseo de la Fama o el brillo de Sunset Boulevard. Todo es ceniza y llamas. Los cinco incendios que engullen pavorosamente el ... condado han destruido Pacific Palisades, el refugio de las estrellas del espectáculo, Altadena, las colinas que presiden Hollywood Boulevard y Pasadena, de la que «no queda nada», dice una vecina de 53 años, cuya vivienda fue arrasada. Y esta noche pasada, un nuevo frente se ha abierto en el emblemático barrio de West Hills y avanza con rapidez por sus parques forestales. La cifra de víctimas mortales asciende ya a una decena en cuatro días de infierno.
Mientras prosigue la lucha contra las llamas, Los Ángeles ha comenzado otro combate contra los saqueadores. Una veintena han sido detenidos cuando intentaban asaltar comercios o las casas de los famosos, muchas de ellas con daños o indefensas tras la precipitada evacuación de sus propietarios. Santa Mónica ya declaró el miércoles el toque de queda nocturno y este viernes otras comunidades barajan tomar la misma decisión«. Los Ángeles ha pedido ayuda a la Guardia Nacional. »No es una medida para castigar a los vecinos, sino a aquellos individuos que se aprovechan de la tragedia para cometer delitos. Deberían sentir vergüenza. Pero rendirán cuentas«, ha prometido la supervisora del condado.
Los distritos que rodean el centro han sido engullidos por las llamas a una velocidad pasmosa. «Esto no es sólo un incendio. Esto es como mil incendios. Es simplemente imposible, el peor escenario que podía ocurir», dice el expresidente de la Comisión de Policía Steve Soboroffe, cuyos cinco hijos, repartidos en varios barrios del oeste de Los Ángeles, han debido evacuar sus hogares. Los diez millones de residentes de la metrópoli viven con angustia la destrucción masiva de todo lo conocido y contemplan desesperados el río de fuego que bordea el perfil de la ciudad desde Santa Mónica hasta el Oceáno Pacífico. El centro está cubierto de humo y cenizas después de más de tres días de incendios. Hoy es el cuarto.
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Nadie en esta acomodada urbe esperaba que en Santa Mónica se pudiera decretar el toque de queda, como así ha sido desde este jueves, para evitar asaltos en las viviendas y comercios abandonados. Que el barrio donde eran vecinos Harrison Ford, Guillermo del Toro y Jamie Lee Curtis esté ahora transformado en una montaña de rescoldos. O que hayan desaparecido símbolos históricos, como el rancho de Will Rogers, uno de los actores mejor pagados de Hollywood, construido en 1920 con 31 habitaciones. O el motel construido por William Randolph Hearst en 1929 que ha sido hasta la actualidad escenario de cientos de rodajes.
El viento de Santa Ana, causante de la debacle, amainó ligeramente anoche y eso abrió una ventana a los bomberos para tratar de mejorar su dominio sobre las llamas. Pero puede tratarse de un simple espejismo. El Servicio de Meteorología Nacional advierte de que las ráfagas pueden remontar en las próximas horas por encima de los 126 kilómetros por hora y hacer crecer al monstruo. En previsión de que eso suceda, las autoridades han cursado avisos de emergencia a 200.000 residentes para que estén preparados de cara a una evacuación urgente. Les piden que, en ese caso, dejen todas las luces de sus hogares encendidas para que los bomberos puedan guiarse en medio de la oscuridad y el humo.
Otras 180.000 personas ya han sido desalojadas, las últimas procedentes de las comunidades de Hollywood, y muchas han terminado alojadas en pabellones y otros refugios temporales. «Hay gente profundamente devastada por dentro, deprimida. Todavía tienen el miedo en el cuerpo y a eso se añade la preocupación por no saber qué encontrarán cuando les permitan regresar a sus barrios», explicaba una voluntaria. Las estructuras abrasadas se cuentan por miles, desde bloques de apartamentos, edificios públicos, villas privadas y mansiones hasta comercios, gasolineras y otros negocios. De la famosa Iglesia Presbiteriana de Palisades solo queda en pie la torre de hormigón. El histórico Bank of America también ha sufrido graves daños. E incluso Studio City, el sofisticado barrio donde se fundó la CBS y que hoy habitan artistas como Milley Cyrus y Demi Lovato, sufrió el mordisco del fuego.
200.000 personas
estaban la noche de este jueves en alerta después de que les fuera notificada la orden de una posible evacuación.
Compañeros de profesión como Mark Hamill, Billy Crystal, Ana Faris, Riki Lake y la pareja compuesta por Adam Brody y Leighton Meester salieron peor parados. Formaban parte de la elitista comunidad de Pacific Palisades que ha quedado reducida a ceniza. Ben Affleck, que se encontró de improviso con la catástrofe al regresar a su mansión, terminó refugiado en el domicilio de su exmujer Jennifer Garner. La compositora Jennifer Grey, autora de canciones para Celine Dion, Cher y otras voces privilegiadas, también señaló este jueves que su hogar «se ha perdido».
Ellos son los famosos, pero hay miles más de afectados a los que la alcaldesa Karen Bass prometió que la ciudad «se recuperará con rapidez». El presidente Joe Biden estaba en el condado, había ido a visitar a su bisnieto, cuando los incendios crecieron repentinamente. Ha cancelado un viaje oficial a Italia y prometido todos los recursos para salir de una catástrofe que las aseguradores calculan entre 20.000 y 50.000 millones de dólares en daños.
La imagen de los suburbios abrasados es una «pesadilla», pero puede convertirse en algo peor cuando los servicios de rescate entren en las calles para realizar una inspección minuciosa de las ruinas. Ya se han localizado cinco cadáveres. Al menos dos de ellos eran residentes que se quedaron a proteger su propiedad o se retrasaron en la evacuación y el fuego los cercó. Cientos de personas intentaron hasta el último momento refrescar sus hogares baldeando el agua de las piscinas en los muros exteriores.
Pero las llamas son asesinas veloces. Solo uno de los frentes, el de Eaton, se ha multiplicado por cinco en menos de 48 horas. El sheriff del condado, Robert Luna, dijo que espera un balance de víctimas mortales muy superior. Ya han comenzado a circular denuncias sobre desaparecidos en el desastre y algunas zonas «parecen como si les hubieran arrojado varias bombas», señaló Luna. «Es como una zona de guerra», afirmaba una refugiada sobre el estado de Pasadena.
El terreno calcinado sobrepasa las 20.000 hectáreas, el equivalente a más de 24.000 campos de fútbol, pero aumenta a cada hora. Los bomberos desplegados resultan insuficientes. En estas casi cuatro jornadas, no han conseguido ni siquiera un control mínimo sobre los siniestros más importantes; el de Eaton y el de Pacific Palisades, los dos incendios «más destructivos en la historia» de Los Ángeles, según la jefa de bomberos, Kristin Crowley.
Y todavía luchan con los otros tres frentes en Hurst, Lidia y Sunset, que amenazó los principales símbolos de la meca del cine, como el Dolby Theatre, el boulevard de la fama, el Observatorio Griffith y el propio cartel de Hollywood en las colinas más famosas del mundo. Sin embargo, otras zonas del emblemático Sunset Boulevard no han podido salvarse de los estragos. Lo que hasta hace unos días fue una mítica avenida, ahora son ruinas. La necesidad es tanta que el condado ha formado una brigada de bomberos con 400 presidiarios del correcional del Estado.
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