El gijonés Borja Nava, con mascarilla, en el balcón de su casa

«Aquí hay mucha psicosis, pero estamos bien»

El gijonés Borja Nava envía un mensaje de tranquilidad en plena crisis del coronavirus desde la ciudad china de Shenzhen: «Aquí hay ya 110 casos. Hay miedo pero parece que los chinos están actuando bien»

Eva Fanjul

Gijón

Viernes, 31 de enero 2020, 11:58

«Aquí hay mucha psicosis, pero estamos bien», aseguraba esta mañana a EL COMERCIO Borja Nava, empresario gijonés afincado en la ciudad de Shenzhen, al sureste de China. Justo cuando se cumple un mes de la aparición del brote epidémico en Wuhan - ... se comunicó a la OMS el pasado 31 de diciembre-, el coronavirus que mantiene en vilo a las autoridades sanitarias ya ha llegado a la ciudad en la que reside con su esposa.

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En concreto, «según el último informe que acaba de publicar el Gobierno chino, aquí tenemos 110 casos de personas infectadas», confirma Nava. Aunque la situación es «preocupante», el gijonés insiste en enviar un mensaje de tranquilidad: «Lo cierto es que hay mucho miedo pero parece que las autoridades lo están haciendo bien. Si comparamos, son muy pocos casos si tenemos en cuenta que esta es una ciudad de 15 millones de habitantes».

Así y todo, la incertidumbre y el temor a la infección pesa y hace que se extremen las medidas de precaución. De hecho, Borja acaba de hacer un viaje de mil kilómetros de ida y otros mil de vuelta para recoger a su mujer de casa de su familia. «Está embarazada y le pilló la epidemia cuando visitaba a sus padres mientras yo volvía a Asturias en Navidad. Fui a buscarla porque no quería que se expusiese a ningún riesgo viajando en transporte público», explica.

La amenaza del coronavirus ha cambiado el día a día de Shenzhen. El empresario cuenta que cuando se comunicó el brote del coronavirus, hace un mes, se encontraba en Asturias. Al principio, «hablaba con amigos que estaban en china y no daban importancia, incluso bromeaban», comenta. Sin embargo, cuatro semanas después la paulatina propagación de la enfermedad ha sumido a la población en el miedo al contagio. «La gente evita salir a la calle todo lo posible. Lo hacen a primera hora de la mañana para hacer acopio de víveres en los supermercados y cuando vas un poco más tarde ya no encuentras casi nada», asegura.

En este ambiente de miedo al contagio la mascarilla se hace imprescindible y las rutinas cambian. «Ya no como fuera nunca. Aquí no solemos cocinar en casa pero ahora traigo la comida casa, no te puedes arriesgar a comer fuera y quitarte la mascarilla o sentarte en una mesa donde no sabes quién ha estado antes», indica.

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Otra de las cosas que más preocupa es el cierre de fronteras y la suspensión de vuelos. «Algunos conocidos que estaban fuera no han podido volver a casa y si viajas te preocupa que decreten el cierre de la ciudad y ya no puedas entrar o que te aíslen, como en Wuhan, y no puedas salir». A pesar de todo, «estamos inquietos pero tranquilos», insiste. En la zona de Shenzhen, donde vive Nava hay cerca de unos 300 residentes españoles, entre ellos, cinco asturianos.

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