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Mikel Ayestaran y AFP
Miércoles, 3 de abril 2024, 10:02
«Quiero ser muy claro: el ataque no se llevó a cabo con la intención de dañar a los trabajadores humanitarios de WCK. Fue un error que se produjo tras una identificación errónea durante la noche, durante una guerra, en condiciones muy complejas. Esto no debería haber sucedido«. Es el informe preliminar del Ejército israelí tras el ataque con misiles ontra el convoy humanitario de World Central Kitchen (WCK), la ONG del chef asturiano José Andrés, en el que perdieron la vida siete cooperantes. El jefe de las Fuerzas de Defensa Israelíes, el general Herzi Halevi, lo calificaba de «grave error».
El ejército de Israel, como hace cada vez que ocurre una situación tan mediática, aseguró este martes que ha puesto en marcha «un examen en profundidad al más alto nivel para comprender las circunstancias de este trágico incidente».
«Desgraciadamente ayer se produjo un trágico incidente, nuestras fuerzas golpearon de forma no intencional a inocentes en la Franja de Gaza», declaraba por su parte el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. «Son cosas que suceden en una guerra (...), estamos en contacto con los gobiernos y haremos todo lo posible para que no se vuelva a producir», añadió.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, telefoneaba anoche a José Andrés para expresarle «su profunda tristeza y sus sinceras disculpas por la trágica muerte del equipo de WCK», indicó la presidencia israelí en un comunicado.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha trasladado ya sus condolencias al chef asturiano José Andrés por la muerte de los siete voluntarios de su ONG.
«Hoy mismo he hablado con mi amigo el chef José Andrés (...) para transmitirle mi más sentido pésame por la muerte de estos valientes trabajadores humanitarios y para expresarle mi apoyo constante a sus incansables y heroicos esfuerzos --y de su equipo-- por hacer llegar alimentos a las personas que pasan hambre en todo el mundo. Que dios bendiga a los trabajadores humanitarios que murieron ayer y consuele a sus seres queridos en su dolor», ha indicado.
Biden se ha mostrado «indignado y con el corazón roto» por la muerte de los siete trabajadores humanitarios, entre los que se encuentra un estadounidense, que se encontraban proporcionando alimentos a civiles «en medio de una guerra». «Eran valientes y desinteresados. Sus muertes son una tragedia», ha afirmado.
El mandatario estadounidense ha indicado que la investigación anunciada por las autoridades israelíes sobre por qué los vehículos de los cooperantes fueron objeto de bombardeos «debe ser rápida, debe exigir responsabilidades y sus conclusiones deben hacerse públicas», si bien ha sostenido que este caso «no se trata de un incidente aislado».
«Este conflicto ha sido uno de los peores de los últimos tiempos en cuanto al número de trabajadores humanitarios muertos. Esta es una de las principales razones por las que la distribución de ayuda humanitaria en Gaza ha sido tan difícil: porque Israel no ha hecho lo suficiente para proteger a los trabajadores humanitarios que tratan de entregar ayuda a los civiles que la necesitan desesperadamente», ha criticado.
Asimismo, ha sostenido que «Israel tampoco ha hecho lo suficiente para proteger a los civiles», mientras que ha indicado que Washington «ha instado repetidamente a Israel a que desligue sus operaciones militares contra Hamás de las humanitarias, para evitar víctimas civiles».
«Estados Unidos seguirá haciendo todo lo que esté en su mano para proporcionar ayuda humanitaria a los civiles palestinos de Gaza, por todos los medios disponibles. Seguiré presionando a Israel para que haga más por facilitar esa ayuda. Y estamos presionando mucho para lograr un alto el fuego inmediato», ha concluido.
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Un dron israelí Hermes 450 disparó tres misiles contra tres vehículos perfectamente identificados de World Central Kitchen (WCK) en Gaza y mató a siete empleados de esta organización humanitaria fundada por el chef asturiano José Andrés. Fuentes militares revelaron al diario 'Haaretz' la secuencia del ataque cometido en la noche del lunes, que ha provocado la condena internacional y obligado a Benjamín Netanyahu y a los responsables del ejército a asumir la autoría y anunciar una «investigación profunda», tal y como le exigen decenas de países y organizaciones como la ONU y la Unión Europea. La agresión revela además el extremo peligro que supone en Gaza la distribución de ayuda, aunque esta se realice con una coordinación de movimientos con Israel. En este caso, los militares estaban informados del convoy y de su ruta.
«Es un día muy duro y estoy desconsolado. Yo he trabajado codo con codo con varios de ellos en otras misiones. Eran familia», explica el chef español a este periódico desde el otro lado del teléfono con la voz rota. Cinco de las víctimas procedían de Australia, Polonia y Reino Unido. Los tres gobiernos han convocado a los embajadores israelíes para exigirles explicaciones. Otro voluntario era un ciudadano con doble ciudadanía de Estados Unidos y Canadá, mientras el último se trataba del conductor palestino del convoy. Algunos de ellos tenían una dilatada experiencia trabajando para esta ONG en otras zonas de conflicto como Ucrania. «Lo peor de todo, más allá de esta tragedia, es que estas muertes no sirvan para parar la guerra», reflexionaba José Andrés, quien envió a Tel Aviv el mensaje de que «deje de restringir la ayuda humanitaria, de matar a civiles y trabajadores humanitarios y de utilizar los alimentos como arma».
Today @WCKitchen lost several of our sisters and brothers in an IDF air strike in Gaza. I am heartbroken and grieving for their families and friends and our whole WCK family. These are people…angels…I served alongside in Ukraine, Gaza, Turkey, Morocco, Bahamas, Indonesia. They… https://t.co/rM3xbsiQ1Q
— Chef José Andrés 🕊️🥘🍳 (@chefjoseandres) April 1, 2024
Según el relato recogido por 'Haaretz', los tres vehículos de WCK habían escoltado a un camión con alimentos hasta el almacén de la ONG en Deir el-Balah. «En la sala de control de la unidad encargada de asegurar la ruta se identificó a un hombre armado en el camión y se despertaron sospechas de que se trataba de un terrorista», cita el medio israelí. Terminada la operación, que como todos los demás pasos estaba coordinada con el ejército, los vehículos abandonaron el almacén a la hora y por la ruta pactada, pero apenas unos minutos después desde la sala de control se ordenó abrir fuego contra el primer coche. Nadie reparó en que el supuesto hombre armado se había quedado en el almacén.
Los supervivientes de este automóvil lo abandonaron rápidamente y se subieron al segundo. Avisaron a la organización de lo sucedido y entonces se produjo un nuevo impacto. El tercer coche del convoy se acercó y sus miembros comenzaron a trasladar a los heridos a su interior, pero no les dio tiempo porque les alcanzó un tercer misil. Las fuentes de Defensa no ocultaron su frustración porque «hacemos todo lo posible para atacar con precisión a los terroristas, y al final las unidades en el campo deciden lanzar ataques sin ninguna preparación, en casos que no tienen nada que ver con la protección de nuestras fuerzas». El analista israelí Barak David, habitual de medios internacionales como CNN, señaló en su perfil de X que «este incidente es lo menos sorprendente del mundo. Esta es una continuación directa del incidente en el que los soldados dispararon a tres rehenes y muchos otros incidentes, y demuestra la jungla que existe cuando se trata de instrucciones para abrir fuego en Gaza. En definitiva, la impresión que da es que primero disparan (a casi todo lo que se mueve) y luego hacen preguntas». Los israelíes no olvidan cómo su ejército abatió por error a tiros a tres rehenes que habían huido de sus captores en diciembre en Shujaiya. Fue una ejecución porque ninguno representaba amenaza alguna para las tropas.
La ONG de José Andrés emitió un comunicado en el que explicó que «el equipo se desplazaba por una zona no conflictiva en dos vehículos blindados con el logotipo de WCK. A pesar de coordinar los movimientos con las fuerzas de Defensa, el convoy fue alcanzado cuando salía del almacén de Deir el-Balah, donde había descargado más de cien toneladas de ayuda alimentaria humanitaria».
En opinión de Erin Gore, directora ejecutiva de World Central Kitchen, «esto no es solo un ataque contra WCK, es un ataque contra organizaciones humanitarias que aparecen en las situaciones más espantosas donde los alimentos se utilizan como arma de guerra. Es imperdonable».
El ejército de Israel, como hace cada vez que ocurre una situación tan mediática, aseguró ayer que ha puesto en marcha «un examen en profundidad al más alto nivel para comprender las circunstancias de este trágico incidente». La ONG de José Andrés se suma a la larga lista negra de organizaciones humanitarias atacadas por Tel Aviv desde el 7 de octubre. La agencia para los refugiados palestinos de la ONU (UNRWA), algunos de cuyos empleados han sido señalados como milicianos de Hamás por Israel, contabiliza la muerte de 176 miembros desde el inicio de la guerra. Médicos Sin Fronteras (MSF) también ha sufrido los ataques directos del ejército y al menos cinco de sus miembros han muerto, algunos de ellos junto a sus familias. Las organizaciones humanitarias locales también han sido objeto de ataques constantes y por eso se han visto obligadas a dejar de trabajar en Gaza.
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Al cierre de esta edición, las autoridades habían revelado las identidades de tres voluntarios asesinados, a la espera de que los gobiernos de sus países de origen autorizaran facilitar los datos de los restantes. Lalzawmi Frankcom, australiana de 43 años a la que le «encantaba reír», murió en uno de los tres vehículos. Apenas hace una semana, grabó un vídeo en la Franja donde explicaba el trabajo que se realiza en las cocinas de la ONG.
We are aware of reports that members of the World Central Kitchen team have been killed in an IDF attack while working to support our humanitarian food delivery efforts in Gaza. This is a tragedy. Humanitarian aid workers and civilians should NEVER be a target. EVER.
— World Central Kitchen (@WCKitchen) April 1, 2024
Exempleada en un banco se unió en 2018 a la organización para ayudar a los damnificados por la erupción de un volcán en Guatemala. Luego cooperó en Haití. Repartía la comida que preparaba la organización de José Andrés desde el asiento trasero de una motocicleta. Otro de los asesinados es Seif Issam Abú Taha, de 26 años, palestino, que trabajaba para WCK en Gaza. «Era una persona amigable y encantadora, siempre apoyaba a las personas que necesitaban ayuda», dijo de él un allegado a 'The Washington Post'. La tercera víctima identificada es Damian Soból, un voluntario de 35 años procedente de Polonia. Antes de recalar en la Franja, durante estos dos últimos años colaboró en Ucrania y repartió raciones a los damnificados por el terremoto de Marruecos.
«Sonriente, amable, paciente y dispuesto a ayudar», sus compañeros le definen como «una de las luces brillantes en estos meses horribles». La llamada telefónica que realizaba casi a diario a su madre enmudeció ayer al ser alcanzado por un misil tras prestar su último servicio humanitario.
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