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Efe
Pekín
Martes, 29 de octubre 2019, 12:56
Pagó el precio de no compartir la línea oficial: la oposición de Zhao Ziyang a usar la fuerza para reprimir las protestas de Tiananmen le costaron el cargo de secretario general del Partido Comunista Chino, el arresto domiciliario hasta su muerte y casi 15 ... años sin descansar en paz. Hasta ahora. Cuando Pekín había decidido la imposición de la Ley Marcial para acabar con las protestas de Tiananmen de 1989, Zhao acudió a la plaza (el 19 de mayo) para advertir veladamente a los manifestantes del peligro que se cernía sobre ellos. Fue su última aparición pública como secretario general.
Su carácter abierto y dialogante, sus intenciones reformistas, y ese desafío a la línea dura de la vieja guardia del Partido Comunista de China (PCCh) persiguió a Zhao incluso después de muerto, en 2005, y no fue hasta el pasado 18 de octubre (un día después del centenario de su nacimiento) cuando pudo ser inhumado. Todo ese tiempo, la familia había conservado en casa las cenizas de Zhao, así como las de su esposa, Liang Boqi, fallecida en 2013.
Para lograr que Zhao repose bajo tierra sus familiares aseguran que han hecho falta años de «negociaciones eternas» con las autoridades chinas para acordar dónde darle sepultura. No fue en el cementerio capitalino de Babaoshan, donde descansan los restos de líderes revolucionarios y del PCCh, sino en un camposanto privado a 60 kilómetros al noroeste de Pekín, donde están enterrados numerosos intelectuales chinos.
«Nos alivia que nuestros padres puedan por fin descansar en paz. Pero también nos pesa que se tardara tanto tiempo de acá para allá hablando con las autoridades. Parece surrealista que por fin haya llegado el día«, contaba una de las hijas de Zhao, Wang Yannan, al diario hongkonés South China Morning Post el día del entierro.
La lápida de Zhao no revela los destacados cargos que este ostentó, ni está grabada en rojo y oro, como es usanza, sino que se trata de un monolito gris con varios ramos de flores a sus pies con los caracteres de su nombre y del de su esposa en negro, sobre un césped muy bien cuidado en un frondoso cementerio. La figura de Zhao sigue siendo polémica en China y la censurada prensa local no recoge una sola mención al entierro, ni al difunto, ni en el día del acto ni en los subsiguientes. Cuando Efe visitó hoy el cementerio, las autoridades prohibieron tomar fotografías o vídeos e invitaron a los periodistas a marcharse del recinto.
Al asistente de Zhao hasta que este fue purgado, Bao Tong, el Gobierno no le permitió asistir a la ceremonia del día 18, pero acudió el martes de la semana pasada a mostrar sus respetos. «En estos 14 años, la familia siempre ha querido enterrarle con su esposa. Pero el Gobierno no estaba de acuerdo, y entonces no podía. Es un asunto familiar, no está relacionado con el Gobierno: el país no debería interferir. No era normal«, contó Bao a Efe por teléfono a su regreso del cementerio.
Entre las razones para no haberlo enterrado antes puede que figuren las inclinaciones políticas del difunto, poco frecuentes entre el liderazgo comunista: «Para Zhao Ziyang -relata Bao-, China tenía que tener economía de mercado y no planificada. En cuanto a política, debía ser democrática«. »Cuando la sociedad tiene un problema, las autoridades dicen que el PCCh tiene que resolverlo, pero Zhao pensaba que tenían que ser los pueblos o grupos de la sociedad quienes han de conversar y negociar para solucionarlo«, apunta el asistente, expulsado del partido en los 90.
De estos temas habla el propio Zhao en 'Prisionero del Estado', sus memorias, a partir de anotaciones grabadas en cintas de casete publicadas en 2009 en Hong Kong y que están censuradas en la China continental. «Zhao Ziyang no parecía un líder, sino un ciudadano normal», elogia Bao. «En China, todos los líderes mandan mucho, pero no él. Él siempre hablaba y negociaba con la gente. Hay autoridades que piensan que los pueblos son herramientas, pero Zhao pensaba que eran personas».
Aunque las autoridades chinas han borrado en gran medida la figura de Zhao de la historia china, Víctor Gao -quien trabajó como intérprete de Deng Xiaoping y Zhao Ziyang en los 80- opinó, en una reciente entrevista con Efe, que el exsecretario general del PCCh era «un patriota que será recordado». Aunque para el recuerdo oficial del exsecretario general del PCCh quizá hagan falta otros tantos años.
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