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Zigor Aldama
Shanghái
Sábado, 6 de junio 2020, 16:44
La democracia se sustenta en la capacidad de la ciudadanía para elegir a sus dirigentes. Pero en Taiwán están convencidos de que también se debe hacer valer la otra cara de esa misma moneda: la población no debería tener que esperar a las siguientes elecciones ... para cesar en su cargo a un político que ya no cuenta con su confianza. Y eso es exactamente lo que han hecho hoy en Kaohsiung, la segunda ciudad más importante del país. Allí, Han Kuo-yu, ha sido destituido como alcalde tras una moción de censura ciudadana en la que ha perdido por goleada: casi 940.000 personas han exigido su marcha, mientras que solo 25.000 se han mostrado partidarios de que continúe en el cargo.
Con una compungida reverencia, Han ha aceptado el resultado de la votación y se ha convertido en el primer político que es cesado por esta vía en la antigua Formosa. Culmina así el proceso iniciado el pasado mes de diciembre por la organización Wecare Kaohsiung, que exigió a la Comisión Electoral Central la votación argumentando que Han contaba con una tasa de aprobación muy baja y había hecho comentarios racistas y sexistas.
No obstante, este hombre de 62 años ha subrayado que solo un 42% del electorado ha acudido a las urnas y ha criticado que el Partido Democrático Progresista -que ostenta el poder a nivel nacional- «haya movilizado todos sus recursos y haya comprado al 90% de la prensa para lanzar una campaña» contra él. En cualquier caso, lo cierto es que el número de personas que ha votado para que se marche supera en 50.000 a las que lo convirtieron en alcalde, en noviembre de 2018.
El asunto trasciende el ámbito municipal. Porque ni Kaohsiung es una ciudad cualquiera, ni Han es un alcalde de tres al cuarto. Él ha sido este año el candidato a la presidencia del Partido del Kuomintang, que dirigió China hasta 1949 y tuvo que exiliarse en Taiwán tras la victoria del Partido Comunista en la guerra civil, y Kaohsiung es uno de los principales centros industriales del país y fue hasta la victoria de Han uno de los fortines del PDP. Su cese en las urnas no solo refleja el descontento de los ciudadanos con la gestión al frente de la ciudad, también demuestra el creciente rechazo de los taiwaneses hacia China.
«Más que para censurar a Han, los ciudadanos han utilizado su voto para decirle a Pekín que su actitud en Hong Kong provoca cada vez más resentimiento, lo mismo que las crecientes amenazas militares y la presión diplomática que ejerce contra Taiwán», ha comentado Wang Kung-yi, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Cultura China de Taipéi, al diario South China Morning Post. «Muchos votantes de Kaohsiung no desean la unificación de ambos lados del Estrecho de Taiwán ni aceptan el principio de 'una sola China'», ha añadido el académico.
No en vano, aunque el Kuomintang perdió la guerra contra Mao Zedong, en la última década ha abogado por un mayor acercamiento al Partido Comunista para sacar rédito económico del gran desarrollo de China. En el seno del DPP, sin embargo, muchos incluso apuestan por declarar una independencia que Taiwán ya disfruta 'de facto', pero que cada vez menos países reconocen por el mundo debido a la presión que ejerce China. Por eso, la votación local de hoy puede tener también repercusiones geopolíticas a una escala mucho mayor.
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