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China ha ejecutado este lunes a un hombre condenado por asesinar a 35 personas y herir a otras 43 en un atropello masivo intencionado, perpetrado en noviembre en la ciudad de Zhuhai, en la provincia de Cantón, en el sur del país.
El ajusticiamiento del ... reo, identificado como Fan Weiqiu, de 62 años, llega después de ser sentenciado a muerte a finales de diciembre y tras la ratificación de la sentencia por parte del Tribunal Supremo Popular, según recoge la agencia de noticias local Xinhua.
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Weiqiu irrumpió en un polideportivo al volante de un todoterreno y arrolló a una multitud que se encontraba haciendo deporte dentro de la instalación, llevándose por delante a todo el que pudo. Tras ello, el hombre se infligió varias heridas en el cuello con un arma blanca antes de que las autoridades lo encontraran gravemente herido y lo llevaron al hospital. El saldo de 35 muertos y 43 heridos lo convirtió en el peor ataque sufrido en el país en una década.
Por estos hechos el tribunal lo condenó a finales de diciembre a la pena capital por un acto cuyos motivos eran «extremadamente viles». «La naturaleza de un crimen atroz, el método particularmente cruel y las consecuencias particularmente severas, representando un gran daño para la sociedad». El condenado, que se estaba desempleado, se había divorciado recientemente y llevó a cabo el ataque como «represalia contra la sociedad». Según la justicia, Weiqiu «decidió descargar su ira» por «su matrimonio roto, sus frustraciones personales, y su descontento por el reparto de propiedades tras el divorcio».
Este lunes las autoridades chinas también han ejecutado a otro hombre por el ataque con arma blanca en noviembre en el Instituto de Tecnología de Wuxi, en la provincia de Jiangsu, en el este del país. Este suceso dejó 8 muertos y 17 heridos, apenas cinco días después del atropello masivo en Zhuhai.
El condenado a muerte, un joven de 21 años que se había graduado recientemente e identificado como Xu Jiajin, confesó tras su detención haber cometido el crimen con el cuchillo como venganza por haber suspendido un examen, no haber recibido un certificado de graduación y su disconformidad con lo cobrado durante las prácticas que había realizado, según explicaba el comunicado de la policía. Xu fue sentenciado a muerte el 17 de diciembre por asesinato, una condena que habría sido aceptada por el sospechoso, según Xinhua.
La noticia de las dos ejecuciones ha recibido un apoyo abrumador en las redes sociales chinas. En Weibo los comentarios sobre el tema acumulan millones de visitas y son tendencia. «¡Qué satisfacción!», resume uno de los mensajes más destacados, mientras otros usuarios expresaban sentimientos similares.
En los últimos meses de 2024 China ha sufrido una oleada de episodios de violencia en sus calles, desde apuñalamientos hasta atropellos, lo que pone en entredicho su reputación en materia de seguridad pública, en un país acostumbrado a bajas tasas de delitos violentos y a una vigilancia absoluta. En todos los sucesos las publicaciones en redes fueron censuradas y los memoriales en los lugares de las tragedias desmantelados para borrar todo rastro de lo sucedido.
Pekín ha intensificado las medidas de seguridad y pidió castigos rápidos y severos para los infractores en un intento de disuadir futuros ataques. La justicia ha cumplido esta petición con la pena capital a estos dos condenados.
El gigante asiático mantiene en secreto las cifras oficiales de las ejecuciones, aunque Amnistía Internacional estima que miles de personas son ajusticiadas cada año. Así, China sería «el mayor verdugo del mundo».
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