Nacho Orviz: «Fuera de Katmandú y del campamento el riesgo era más reducido»

Tras «catorce o quince» expediciones, Nacho Orviz conoce la zona del seísmo como su Gijón natal. Como a todos, las primeras noticias le llevaron a tirar de teléfono e internet para localizar a los camaradas que pudieran estar en la zona. Ferrán Latorre, compañero de aventuras, «está en un 'ochomil' pero ya ha informado que su expedición notó el temblor pero está bien», tranquiliza. Tras valorar las novedades, a última hora de la noche hacía recuento. «Tenemos el Everest, que es una zona muy encajonada, donde se ha producido ese alud desde el pico Pumori que ha caído en el campamento base; allí está empezando la temporada y podía haber entre 500 y 600 personas, pero las víctimas confirmadas están en la decena. La gente se organiza por expediciones y a estos fue a los que les cayó la nieve».

Acceder al campamento base no es fácil. «Existen helipuertos que no sé como habrán quedado y que dependen del tiempo que esté haciendo; salvo este transporte sólo tienes un camino de 40 kilómetros que normalmente tardas de cinco a seis días de caminata en cubrir». El motivo es que la ruta «la inicias a 2.000 metros de altitud y la terminas a 5.500; es muy sinuoso y con bastantes desniveles, repechos importantes a los que continúan bajadas », describe.

Fuera del campamento «las peores consecuencias las ha sufrido Katmandú, una ciudad con construcciones muy precarias y que no está preparada para un evento así; las cifras de muertos irán aumentando». Abundan en la capital de Nepal los barrios de edificaciones «endebles, antiguas, y eso es muy fastidiado», comenta. La población «es humilde, pobre, y buena gente, como en casi toda Asia, acogedores con los que vamos allí».

Fuera de estos dos focos, Orviz entiende que «el riesgo es más reducido». El alpinista gijonés sabe del atractivo que el país tiene para los aficionados al 'trekking', pero «las rutas son en zonas abiertas y salvo que el terremoto te haya sorprendido en una zona de desnivel las probabilidades de sufrir desprendimientos gordos son reducidas».