El antisemitismo se instala otra vez en Rusia
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La guerra entre Israel y Gaza alimenta los recelos hacia las comunidades judías, que se mantienen en el país desde el siglo XIXEcos del mundo ·
La guerra entre Israel y Gaza alimenta los recelos hacia las comunidades judías, que se mantienen en el país desde el siglo XIXHace justo una semana el aeropuerto de Majachkalá, la capital de la república rusa mayoritariamente musulmana de Daguestán, vivió una situación que parecía cosa del pasado en Rusia. Una turba de un millar de jóvenes se lanzó a la caza de judíos tras conocerse que ... un avión de la compañía Red Wings procedente de Tel Aviv acababa de aterrizar. En un principio se dijo que se trataba de un acto de repulsa por la situación que sufre la población civil de Gaza. De hecho, muchos de los participantes en la revuelta agitaban banderas palestinas. Sin embargo, la enorme agresividad demostrada, primero con las fuerzas policiales que trataron de evitar que irrumpieran en el avión, no dejó lugar a dudas. Querían linchar a los pasajeros, que tuvieron que permanecer horas dentro del aparato mientras una multitud enfurecida arrojaba enormes piedras a quienes intentaban cerrarles el paso.
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En Majachkalá y en Derbent, localidad daguestaní donde vive la mayor comunidad judía de la república, a orillas del mar Caspio y a pocos kilómetros de la frontera con Azerbaiyán, la Policía ha reforzado la vigilancia para evitar agresiones. Pero la gente tiene miedo de salir a la calle y las sinagogas están cerradas. El rabino de la capital, Rami Davídov, asegura que «antes ha habido conflictos y amenazas puntuales, pero no recuerdo algo como lo de ahora (…). Hemos vivido mucho tiempo en paz sin que nadie se meta contigo por llevar puesta la kipá por la calle». Unas 700 familias judías viven en Daguestán.
Leila, que regenta un negocio de alquiler de pisos para turistas en Majachkalá, reconoce que ha dejado de admitir huéspedes judíos por miedo a represalias de los activistas pro palestinos. Y es que, aunque no tan violentas, las acciones contra la población hebrea se suceden en otras repúblicas del Cáucaso Norte. Como en Nalchik, capital de Kabardino-Balkaria, donde intentaron quemar la sinagoga y el centro judío de la localidad. Además, han aparecido pintadas en viviendas con la estrella de David, como hacían los nazis en Alemania. También en Ingushetia se han extremado las medidas de seguridad para evitar linchamientos.
En una entrevista a la publicación rusa RBK, el gran rabino de Rusia Berl Lazar, se confieza «impactado» por lo que está sucediendo, y sostiene que hay que hacer «todo lo posible para garantizar que no quede lugar para llamamientos al odio en nuestro país». «¿Qué relación tienen el saqueo de tiendas en el aeropuerto y la lluvia de piedras contra los agentes del orden con lo que sucede en Israel?», se pregunta el rabino, quien deplora que «nadie en el Cáucaso ni siquiera se haya disculpado por todo esto».
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El propio presidente Vladímir Putin ha exculpado a los participantes en el intento de pogromo de los pasajeros del avión llegado de Israel. Y sostiene que fueron instigados a actuar de manera tan brutal con métodos «sofisticados» utilizados por los servicios secretos de Estados Unidos y Ucrania, a través del canal de Telegram Utro Daguestán (La mañana de Daguestán), que los convocó a acudir al aeropuerto para dar caza a los israelíes, según ellos, «asesinos de los niños de Gaza».
Washington recrimina al Kremlin no haber condenado los desórdenes en Majachkalá, que causaron una veintena de heridos, entre ellos nueve policías, y daños importantes en el aeródromo. De los aproximadamente 1.200 participantes en el ataque sólo 83 fueron detenidos, según datos del presidente daguestaní, Serguéi Mélikov, pero salvo 15 acusados de «gamberrismo leve» y condenados a entre tres y diez días de calabozo, los demás fueron puestos en libertad. Mélikov, no obstante, reclama una pena mayor para los implicados en las agresiones a los agentes del orden.
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Para el politólogo ruso, Abbas Galliámov, «el pogromo en Majachkalá es consecuencia de un cambio brusco en la política exterior de Rusia (…) adquiriendo una clara posición antiisraelí». Mucha gente en las repúblicas rusas del Cáucaso Norte, la mayoría de religión musulmana, «percibieron -dice- ese cambio viendo la televisión, y siendo indefectiblemente antisemitas, aunque antes procuraban ocultarlo, concluyeron que ahora podían tomarse la justicia por su mano».
Mientras, Israel ha pedido a sus ciudadanos que salgan urgentemente de la zona. En un comunicado emitido esta semana, el Consejo de Seguridad Nacional y el Ministerio de Asuntos Exteriores llaman a «evitar viajar a estas zonas en un futuro próximo y a los que allí se encuentren a salir lo antes posible». Por su parte, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, señaló que lo sucedido en Daguestán «nada tiene que ver con Occidente (…) es una simple demostración de odio, intolerancia e intimidación». «Algunos lo comparan con los pogromos -antijudíos- perpetrados en Rusia a finales del siglo XIX y principios del XX».
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Los pretextos para desencadenar los sangrientos ataques contra las comunidades judías en la Rusia zarista podían ser cualquier cosa, y se alimentaban con el tradicional odio a las personas que profesaban otras religiones. Según los historiadores, antes de 1881 no hubo ataques contra judíos de forma sistemática. Pero, en medio de la inestabilidad surgida tras el asesinato del Zar Alejandro II, se dieron los primeros asaltos masivos, que se extendieron por todo el país entre 1881 y 1917.
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