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El presidente colombiano Iván Duque.
Colombia 21-N: ¿paro social o político?

Colombia 21-N: ¿paro social o político?

Para el próximo Jueves 21 de Noviembre está previsto un paro en contra del actual gobierno colombiano

néstor Laso

Lunes, 18 de noviembre 2019, 11:52

Para el próximo Jueves 21 de Noviembre está previsto un paro en contra del actual gobierno colombiano de Iván Duque, tanto en el interior del país como en diferentes puntos del extarnjero, donde se manifestarán sus nacionales residentes. Colombia, no podía estar ajena de la intentona de «brisita bolivariana« que en terminología empleada por el chavista Diosdado Cabello invade América Latina.

Ecuador, Perú, Chile y Bolivia, han sido recientemente protagonistas de expresiones populares de descontento y protesta en contra de sus gobiernos, si bien no todos con las mismas motivaciones, pero curiosamente, solo el mandatario boliviano Evo Morales, dirigente afín a Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y su chavismo, fué el único dirigente que ha caído a consecuencia de revueltas populares, en su caso, al parecer, por manipulación electoral a su favor, denunciada por la Organización de Estados Americanos (OEA).

En el caso de la convocatoria del próximo jueves 21 N prevista en Colombia, la misma desprende un tufillo político de grandes dimensiones.

Las justificaciones de índole laboral o de financiación educativa, esgrimidas por los inspiradores de la manifestación no son ciertas. El Gobierno no tiene prevista reforma laboral que disminuya salarios para jóvenes ni reforma pensional alguna, según han asegurado tanto el mandatario Duque como la Ministra de Trabajo, Alicia Arango a los sindicatos convocantes.

Incluso relativamente hace escasos meses el Ministerio junto a la patronal empresarial y los sindicatos constituyó la Mesa de Concertación acordando el tripartito, el incrementar ostensiblemente el salario mínimo, en una decisión gubernamental sin precedentes cercanos, que para ver su antecedente más inmediato habría que remontarse a los dos Gobiernos de Álvaro Uribe.

Dicho diálogo social incluso se llevó a efecto esta misma semana pasada, cuando el Presidente del país cafetero se reunió con los representantes de las principales fuerzas sindicales nacionales, CGT y CUT y de la patronal empresarial, para acordar que la protesta prevista transcurriera en términos pacíficos

Lo mismo ocurre, en lo relativo a las posibles reivindicaciones educativas, las cuales tuvieron justa respuesta del Gobierno tras las manifestaciones estudiantiles de los universitarios de los pasados meses que se resolvieron por la aprobación por el Ejecutivo colombiano de una inversión en el sector de un billón de pesos.

Dispendio así mismo que no había tenido lugar en el pasado gobierno de Juan Manuel Santos y que supuso cerrar las negociaciones para levantar el paro universitario, éxito sin paliativos por parte de la Ministra de Educación colombiana, María Victoria Angulo y los miembros de su equipo.

A todo ello hay que unir, pese a la deficiente herencia recibida del anterior Gobierno, los elevados índices de crecimiento económico por los que Colombia está atravesando en estos momentos a diferencia del resto de países de América Latina. La última ratio publicada estadísticamente, corresponde al pasado trimestre que acredita una subida del 3,3 % en el PIB colombiano y en los índices estadísticos del crecimiento económico, que dan la razón a la política aplicada por dicho Gobierno, en concreto por el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Carrasquilla, responsable del área económica del gobierno.

Las perspectivas anuales se prevén del 3,5%, liderando así Colombia el crecimiento económico de la región a lo que hay que unir el incremento detectado de la recepción porcentual de inversión extranjera, en clara respuesta a la confianza inversionista internacional que ofrece el Gobierno del Presidente Iván Duque.

Es evidente que en materia económica, queda mucho por hacer en dicho país, pero las motivaciones de dicho carácter para el paro del 21 de Noviembre, no están en ningún modo justificadas.

Mas bien, las mismas son de índole política. Las ansias de mando de la izquierda y extrema izquierda promovidas por su vecino venezolano junto a la añoranza del «santismo político» de las prebendas pasadas disfrutadas, la llamada «mermelada» a favor de congresistas, eliminada por este Gobierno, unido todo ello a un narcoterrorismo beneficiado por un defectuoso Acuerdo de Paz, conforma un cóctel de intereses políticos en la manifestación del 21 N, de grandes dimensiones.

No hay duda tampoco de la presencia infiltrada en la organización de dicho paro de agentes extranjeros, incluso españoles, según han descubierto los

servicios de inteligencia colombianos, que ha llevado a la expulsión del país de

decenas de instigadores, lo cual no descarta que los episodios de violencia con ánimo desestabilizador se produzcan, todo ello junto al innegable apoyo ideológico del Foro izquierdista de Sao Paulo.

A ello, hay que unir que el anterior Presidente de Colombia y cuestionado Premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, en contra de su promesa de alejarse de la política colombiana, no duda en proferir continuas críticas al actual Gobierno, en alianza con sectores de la izquierda internacional, como incluso hemos visto en estos últimos días en su visita a España, en un foro donde asistió acompañado con dirigentes de Unidas Podemos. En el mismo, atribuyó al actual Gobierno de su país, la defectuosa implementación de un Proceso de Paz y la reactivación de la violencia desconociendo por su parte los profundos defectos de origen, del Acuerdo que promovió.

Es indudable, que Colombia es uno de los grandes países iberoamericanos que constituyen un muro de contención para la incursión del castrochavismo en Latinoamérica. Y que la prestigiosa figura del expresidente Álvaro Uribe, todavía con gran ascendencia popular, constituye un baluarte ideológico y guardián de la democracia en el país, conformando un impedimento para que la confluencia de dichos sectores izquierdistas, radicales, narcoterroristas y santistas enmermelados, no alcancen sus evidentes objetivos de poder, que podrían poner en peligro los derechos y libertades del pueblo colombiano.

Néstor Laso, es Abogado y Profesor Universitario. Ostenta las nacionalidades española y colombiana.

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