Pedro García Arredondo.

Condenan a un expolicía por la masacre en la embajada española de Guatemala en 1980

El tribunal considera responsable a Pedro García Arredondo de las 37 muertes de los que se refugiaron en la sede diplomática

AGENCIAS

Martes, 20 de enero 2015, 02:45

Un tribunal penal declaró este martes culpable, y lo condenó a 90 años de prisión, al exjefe policial Pedro García Arredondo por el asesinato de 37 personas quemadas el 31 de enero de 1980 en la embajada de España en Guatemala.

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El acusado, de 69 años, "incurrió en los delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa y delitos contra los deberes de la humanidad", según expresó el Tribunal B de Mayor Riesgo durante la lectura de la sentencia, en la tarde de este lunes, después de cuatro meses de audiencias.

García Arredondo, quien por la mañana había ratificado su inocencia en la última audiencia del juicio, dirigía un comando de la ahora extinta Policía Nacional (PN) y según la Fiscalía fue quien dio la orden de incendiar la representación consular.

España, satisfecha de que se haya "impartido justicia"

  • El Gobierno español ha mostrado su satisfacción porque se haya "impartido justicia" 35 años después de la quema de la embajada española en Guatemala, tras la condena a 40 años de cárcel emitida contra el exjefe de la Policía Nacional de Guatemala Pedro García Arredondo por estos hechos.

  • En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ha explicado que "el Gobierno de España ha seguido atentamente el juicio por el asalto y la quema de la embajada de España en Guatemala, ocurridos el 31 de enero de 1980" e incluso la legación diplomática española ha contado con funcionarios en todas las vistas públicas y orales desde que se inició el juicio el 1 de octubre de 2014.

  • "Aquellos lamentables hechos constituyeron una flagrante violación por parte de agentes del Estado de Guatemala de la inmunidad diplomática de la embajada de España y provocaron la muerte de 37 personas, incluyendo siete funcionarios y empleados públicos de la propia representación", ha recordado.

  • Precisamente, el embajador español en Guatemala, Manuel Lejarreta, estuvo presente en la sesión de este lunes en la que el Tribunal de Mayor Riesgo B dictó sentencia condenatoria contra el único responsable que ha podido ser juzgado por "aquellos terribles sucesos".

  • Así las cosas, "el Gobierno español muestra su satisfacción y felicita a la justicia guatemalteca por que, 35 años después, haya juzgado estos hechos de acuerdo a las leyes y con el respeto al debido proceso", señala el comunicado. Asimismo, "se congratula por que se haya impartido justicia y considera que este fallo unánime es un importante paso que contribuye significativamente a dignificar la memoria de las víctimas y de sus familiares", remacha.

El exfuncionario "utilizó los medios para asegurarse de la muerte de quienes se encontraban dentro de la embajada", añade el fallo de los tres magistrados del tribunal, leído por la jueza Sara Yoc Yoc.

La masacre se registró cuando las fuerzas de seguridad del régimen militar de Guatemala que dirigía el general Fernando Romeo Lucas García (1924-2006) asaltaron la embajada española, después de que fuera ocupada por campesinos y estudiantes guatemaltecos que denunciaban la represión militar. En el asalto murieron quemadas 37 personas, entre ellas el cónsul español, Jaime Ruiz del Árbol Soler, y sus compatriotas y empleados de la delegación Luis Felipe Sanz y María Teresa Vázquez.

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El tribunal penal validó las conclusiones del Ministerio Público (MP) en el debate oral y público, en las que describieron la tragedia como "una operación policial clandestina", ejecutada por la PN, que "evitó el ingresó de la Cruz Roja, los cuerpos de socorro y periodistas" a la representación consular. El exjefe policial fue capturado el 24 de julio de 2011 por la desaparición forzada, el 9 de junio de 1980, del estudiante universitario Edgar Saenz Calito, delito por el que fue condenado a 70 años de prisión en 2012.

Los supervivientes

El embajador de España en Guatemala en aquel momento, Máximo Cajal y López, y el campesino guatemalteco Gregorio Yujá fueron los únicos supervivientes del asalto. Yujá, sin embargo, fue secuestrado dos días después de la masacre y su cuerpo apareció, con signos de tortura, el 2 de febrero de 1980 en la rectoría de la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala, símbolo de la izquierda estudiantil en aquel momento.

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Aquel día también murieron quemados Vicente Menchú y Francisco Tum, padre y primo, respectivamente, de la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, quien fue la primera testigo de la fiscalía en contra del exjefe policial y quien además es querellante en el caso.

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