¿Qué lleva la kombucha y por qué cada vez se bebe más?

Se cuenta que el emperador Qin Shi, fue el primero en tomarla y atribuirle propiedades curativas, aunque no fue hasta años después cuando un monje tibetano llamado Kombu se la regalara al emperador japonés Inkyo para curarle de sus molestias digestivas. Gracias a este hecho, la kombucha se extendió por todo el continente asiático con la leyenda de que todos los guerreros samuráis la llevaban a sus batallas para ganar energía.

Sea como fuere, se convirtió en una bebida muy popular que fue introducida en Rusia a través de la ruta de la seda y posteriormente en Europa, donde tras la Segunda Guerra Mundial su consumo se redujo por el desabastecimiento de azúcar y té.

En la década de 1960, unos científicos suizos analizaron la bebida y confirmaron todos los beneficios que esta aporta al organismo ya que contiene probióticos que mejoran las digestiones y causan un efecto desintoxicante, así como fortalece el sistema inmunológico. Además, gracias a su alto contenido en cafeína y vitaminas del complejo B, la kombucha proporciona un impulso natural de energía. También hay estudios que demuestran cómo esta bebida en condiciones de laboratorio aporta grandes cantidades de fermentos que pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol, mejorar la función intestinal o mejorar el trabajo del hígado. Aun así, todavía faltan estudios que demuestren que tras pasar por el ácido del estómago siga manteniendo todas esas propiedades y bondades de las que hablan los consumidores de kombucha ya que en exceso también podría provocar toxicidad gastrointestinal entre otros malestares. Por ello, es recomendable consultar con un experto e informarse bien antes de comenzar a tomar kombucha, sobre todo si se padece algún problema de salud.

En España la kombucha se popularizó por un hongo que se hacía pasar de familia en familia. Una especie de masa madre que se repartía gratuitamente y se conocía como el hongo de la caridad que curaba todo tipo de males, desde gripes hasta dolores de espalda. Y es que la kombucha se elabora mediante una mezcla de té, agua, azúcar y SCOBY, una simbiosis de bacterias y levadura cuya función es convertir el té en kombucha y es el medio que utiliza la bebida para reproducirse por lo que es muy sensible a cambios de temperatura o a las cantidades agregadas a cada mezcla. Por ello es importante saber qué contiene cada una de ellas ya que las industriales suelen tener añadidos que unifican el sabor, el olor y el color al añadir ingredientes menos naturales y más sintéticos.

Ingerir esta bebida o no depende de la idoneidad de cada uno, aunque se deben tener en cuenta aspectos como que puede contener bajas concentraciones de alcohol, alto contenido en azúcar o llegar incluso a provocar reacciones alérgicas en algunas personas sensibles a ciertos ingredientes que pueda contener. No obstante, consumida con moderación.