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Unas siete horas a la semana. Ese es el tiempo que le dedican los jóvenes a navegar por Internet (en su mayoría a las redes sociales). El Ministerio de Sanidad señala que el 80 % de los jóvenes usa el teléfono de manera intensiva y un ... 18 % de los adolescentes de forma compulsiva, lo que agrava el riesgo de convertirse en adictos y desarrollar conductas incluso agresivas. Los expertos observan cómo las nuevas generaciones no saben vivir sin su móvil porque han nacido con este dispositivo bajo el brazo.
Las redes sociales han desencadenado en los últimos años peligros asociados a trastornos psicológicos donde el llamado síndrome FOMO (acrónimo de 'Fear of missing Out'), es decir, la ansiedad por perderse algo ha crecido entre los más jóvenes. La importancia de mantenerse constantemente alerta y conectados con el mundo ha generado un impacto negativo en sus mentes. Este hecho ha creado una visión idealizada de la vida debido, en parte, a la multitud de personas que comparten imágenes y vídeos de todo lo que hacen en su día a día.
En una era donde la digitalización y las interacciones en redes sociales están a la orden del día, muchos jóvenes sienten angustia cuando a través de sus publicaciones buscan la constante aprobación y validación de sus seguidores 'me gustas' o comentarios. La exclusión de estos actos para ellos es una verdadera decepción y es entonces cuando los pensamientos negativos acechan en sus mentes con afirmaciones tan drásticas de que sus vidas no son tan buenas como las de los demás.
Esta búsqueda de aprobación es, según los psicólogos, una manera de validación por falta de confianza en sí mismos, carencia de autonomía y falta de competencia. Tres variables esenciales que pueden llegar a desarrollar ansiedad.
La sola idea de dejar un momento el teléfono genera la llamada 'nomofobia' un miedo irracional a apartarse del móvil y cuyo término fue acuñado en 2009 en Reino Unido a partir del juego de palabras de 'no-mobile-phone-phobia' (fobiala a no tener el móvil). Según un estudio realizado por la compañía de telefonía OnePlus, los jóvenes españoles de entre 18 y 35 años son los europeos que más padecen este síndrome, tan solo superados por los italianos.
Reconocen que alejarse un minuto del móvil les genera miedo a perderse algo, aunque no sea importante. Tal es el punto que el 43 % de los encuestados prefieren dejar el alcohol antes que su móvil. El 33 % sacrificaría las patatas fritas y un 23 % asegura que dejaría de comer chocolate antes que no mirar las notificaciones del teléfono.
Los datos preocupan y mucho. Los jóvenes españoles dedican 400 minutos a la semana a navegar por Internet, algo que genera un impacto directo en su salud mental. En definitiva, el uso del móvil crea dependencia hasta el punto de que ya existen centros especializados en el tratamiento de la adicción a Internet y al teléfono. Quienes lo sufren padecen insomnio, estrés, depresión y ansiedad entre otros trastornos mentales. La insatisfacción es el motor principal de esta dependencia peligrosa que desemboca en un sentimiento de inferioridad y tristeza que lleva al aislamiento de la vida real y a no saber disfrutar de lo que se tiene delante.
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