La gastronomía española puede presumir de ser una de las mejor valoradas de todo el mundo. La variedad que ofrece cada comunidad autónoma crea un toque característico de cada región, algo que también se nota en la comida más importante del día: el desayuno.
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Dulce, salado, rápido o al estilo americano, lo cierto es que casi el 95 % de los españoles desayunan en casa y lo que no suele faltar es el café con leche y alguna galleta o tostada. Pero la forma de comenzar el día varía de norte a sur y cada comunidad tiene su plato típico matutino. Una costumbre que la mayoría realiza entre las 7 y las 8.30 de la mañana, siendo un poco más tarde los días que no se trabaja.
El tiempo invertido en el desayuno también se ve afectado según dónde se viva ya que parece ser que en el norte son suficientes entre 10 y 15 minutos llegando a los 20 en el caso de Andalucía, donde se lo toman con más calma. Murcia y Aragón, por el contrario, apenas dedican al desayuno cinco minutos.
Tomarse unas tostadas con manteca 'colorá' en Cádiz o un montadito de 'pringá' en Sevilla puede ser toda una delicia. Huelva nos ofrece sus tostadas con jamón ibérico, tomate triturado y AOVE o la típica de Almería con aceite de oliva y miel. Granada por su parte nos endulza con sus piononos, un rollito de bizcocho borracho en almíbar y relleno de crema que hace las delicias del más goloso. Jaén y sus famosos tejeringos, una forma peculiar de llamar a los churros y Córdoba con las torrijas. Los molletes de Antequera son el desayuno preferido de los malagueños.
Los oscenses disfrutan por la mañana de sus tradicionales dobladillos de canela elaborados con aceite de oliva, agua y azúcar para conseguir una masa muy fina a la que se espolvorea canela. Si Huesca desayuna dulce, Teruel hace lo propio con su trenza de Mudéjar un dulce de masa de mantequilla acompañada de nueces y pasas que tiene una versión parecida en Zaragoza llamada trenza de Almudévar.
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Si algo caracteriza a los asturianos es su buen comer aparte de su hospitalidad. Los desayunos más tradicionales incluirán algún dulce típico como una casadiella, pero si se prefiere desayunar fuera, el pincho será la estrella. De tortilla o de picadillo, un pinchín siempre será el favorito en la región para comenzar bien el día con un buen desayuno.
Las corbatas y los sobaos pasiegos son indispensables en cualquier desayuno cántabro y es que estos bizcochos esponjosos y muy sabrosos son ideales para un buen desayuno. Un dato: dicen que los mejores sobaos pasiegos se encuentran en el pequeño pueblo de Hoznayo.
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Las toñas no faltan en ninguna casa de Albacete. Con claras reminiscencias morunas, la toña ocupa un lugar destacado junto a los miguelitos, unos crujientes hojaldres rellenos de crema. Ciudad Real, por su parte, ofrece las flores fritas en forma de cruz como una opción para mojar en el café o Cuenca y Guadalajara con sus borrachos de Taracón, un bizcocho tradicional muy esponjoso. Las toledanas, como su propio nombre indica, son típicas de Toledo. Estas empanadillas dulces rellenas de cabello de ángel recubiertas de almendra son perfectas para comenzar el día.
Las nueve provincias que conforman esta comunidad autónoma comparten la sencillez en sus desayunos ya que el pan con mantequilla es el denominador común para esta parte de España.
También es típico que los castellano y leoneses desayunen galletas (no en vano Palencia cuenta con una de las fábricas de este producto más importantes) o productos artesanos como rosquillas, magdalenas u hojaldres.
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Si de algo pueden presumir los catalanes es de su dieta mediterránea. Por ello ya sea en el desayuno o a cualquier hora el pan tumaca, en catalán 'pa amb tomaca', es la especialidad de toda la comunidad. Una tostada con aceite y un poco de tomate natural restregado es la mejor forma de aportar energía al desayuno además de estar delicioso.
Aprovechar el pan del día anterior para hacerse unas migas para desayunar. Así es la primera comida de los extremeños, un plato tradicional que no pasa de moda. Además, la tostada de cachuela, también conocida como 'caldillo' es algo típico de Badajoz con la manteca de cerdo como principal ingrediente.
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Aquí la variedad abunda pero no pueden faltar las piezas más gallegas y típicas. Una rosca de las rías Baixas, las mantecadas de As Pontes o un buen trozo de queixo do país. Todo es válido para un desayuno a la gallega.
Si hay algo que caracterice a las Islas Baleares son sus ensaimadas. Rellenas o no de cabello de ángel la ensaimada mallorquina está presente en los desayunos de la isla. Un manjar hecho con manteca de cerdo y en forma de rosca que tiene su origen en los dulces árabes.
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Las islas Canarias comparten mucha cultura con los países de Hispanoamérica por lo que es habitual encontrarse con un desayuno criollo compuesto a base de croquetas, huevo, papas salteadas, café con leche y una tostada cubana. Pero si hay un ingrediente que caracterice a las islas ese es el gofio. Esta harina hecha a base de cereales tostados es junto con el plátano el mejor manjar para desayunar.
Según varios estudios, el 80 % de los riojanos dice no saltarse la comida más importante del día y para ello comienzan desayunando sus famosos fardelejos, un hojaldre relleno de un semejante al mazapán, pero más ligero y que también es típico junto a la guanjila, aunque este dulce es frito y se prepara más para la Semana Santa.
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La capital española sigue siendo la reina de los churros y de las porras. Un buen madrileño madrugará un domingo para ir a comprar un suculento desayuno en el que no faltará el chocolate y unos buenos churros.
Huevos, harina, azúcar, levadura y canela son los ingredientes básicos para el desayuno estrella de todo murciano. Los paparajotes son un imprescindible para cualquier fecha del año y a cualquier hora ya sea en el desayuno o como postre.
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Si no quieres perder fuerzas con los San Fermines lo mejor es desayunar con energía y para ello nada mejor que los churros. Aquí también son especialidad, pero las tortas de Txantxigorri también son una buena opción para el desayuno. Esta preparación se hace a partir de los residuos fritos de la manteca de cerdo, masa de pan y azúcar. Quienes la han probado aseguran que es todo un manjar.
Del interior a la costa, Euskadi tiene todo para poder degustar un desayuno de lo más variado. Si queremos comenzar bien el día, lo mejor será coger fuerzas en el llamado Hamaiketako, un almuerzo vasco donde no falta el culto al pintxo en todas sus versiones. A eso de las once lo mismo entra una tortilla, una tosta de jamón ibérico con pimiento de Gernika en Vitoria que una gilda con taco de bonito en Bilbao. Lo importante es desayunar a lo grande.
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Si hablamos de Valencia, lo hacemos de horchata y 'fartons'. La bebida a base de chufas y muy refrescante combina a la perfección con los bollos elaborados a base de harina de maíz. Aunque no falta tradición de una buena rebanada de pan con tomate.
Estas dos ciudades son quizás las que más influencia externa tengan en su gastronomía, pero no por ello carezcan de riqueza en sus desayunos. El desayuno típico de Melilla es el llamado Msemen o Rghaif, unas tortitas o pan plano que pueden ser rellenadas de dulce o salado según el gusto del consumidor. Se suelen servir tanto para la merienda como para el desayuno. Ceuta elabora un dulce similar a los pestiños llamado Chuparquina aunque añadiendo un elemento clave de la cocina árabe como es el vinagre, de ahí su sabor exótico.
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