«Viajo con una almohada muy pequeña para los problemas de cervicales y un libro, porque, para la oración de todos los días, llevo unas aplicaciones en el móvil. Hay que ponerse al día», cuenta Adolfo Mariño. PABLO NOSTI

«El alzacuellos no da calor, ye acostumbrase»

«Lo de vivir como un cura no ye verdad. Nosotros también tenemos momentos de paz y de guerra interior», confiesa el abad de Covadonga

A. VILLACORTA

GIJÓN.

Miércoles, 26 de julio 2023, 02:17

Adolfo Mariño (Avilés, 1953), abad de Covadonga, anda en plena temporada alta, porque el corazón espiritual de Asturias «está hasta arriba»: «Ten en cuenta que, al año, son 1.800.000 las personas que pasan por aquí y casi 1.300.000, en verano». ... Así que, de vacaciones, nada. Por lo menos, hasta noviembre: «Cogeré una semana, porque hasta después de Todos los Santos no puedes moverte de aquí».

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-¿Así que se queda sin veraneo?

-Nunca cogí vacaciones. Bueno, antes, cuando estaba en parroquias, cogía seis días al año. Y, desde que estoy aquí -y ya son seis años-, no he cogido ninguno porque siempre te sale algo. Covadonga es un cúmulo de sorpresas. Siempre tienes que estar disponible, porque, cuando menos lo piensas, te llaman. Y, además, yo descanso trabajando. Cuando a uno le gusta lo que hace, es el mayor descanso.

Tailandia, Vietnam y Turquía «Pude ir y no quise porque le tengo un poco de repelús a los aviones. Y, ahora que soy vieyu, creo que ya no voy a ir. Sí volvería a Tierra Santa»

-¿Entonces confirmamos que lo de «vivir mejor que un cura» es un bulo?

-(Ríe). No ye verdad. Un cura vive bien, pero también tenemos nuestros momentos de paz y de guerra interior, como los demás.

-¿En qué se le va el tiempo estos días de estío?

-Pues hay mucho trabajo porque tienes que estar con el sacramento de la eucaristía, el de la penitencia... Hay muchísima gente confesándose. Y luego también hay gente que acoger. Siempre viene algún personaje, políticos que aparecen por aquí...

-¿Mucho pecador?

-Es que el pecado es tan viejo como la humanidad.

-Menuda afición que han cogido nuestros representantes a ir por allí últimamente...

-Pues sí. Es que es el lugar más emblemático de Asturias. El icono. Todo el mundo mira hacia aquí. Lo que pasa es que unos lo miran desde la fe y otros, desde el punto de vista estratégico. El otro día estuvieron por aquí los del PP, que vinieron con los de Otea. Y, si los veo, los trato como a los demás. Lo que no me gusta es que se utilice Covadonga como plataforma.

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-¿Estar tan cerca de la Santina le da enchufe en lo que le pide?

-Estar cerca de la Santina es un privilegio. Es el mejor nombramiento para un sacerdote que puede hacer un arzobispo, pero no hay enchufe. Lo que hay que hacer es ponerse en sus manos para que ella nos lleve a quien nos tiene que llevar, que es a Jesucristo. Es el puente hacia Dios.

-¿Y a Covadonga cómo vamos?

-No tengo ni idea de lo que van a hacer, pero el problema de aparcamiento sigue existiendo y es una pena porque vienen coches y coches. Todos los días, cientos de coches que no pueden aparcar y tienen que dar la vuelta.

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-¿El tan traído y llevado funicular es como el AVE?

-Pues no lo sé, porque el AVE no entraba por el túnel, y aquí no hay túnel pero no sabemos nada.

-También desaparece la Escolanía, aunque sabemos que a usted le presta cantar.

-Sí. Es una gran tristeza, pero no teníamos voces. Y yo sigo cantando como una calandria. Nada más levantarme, ya me pongo a ello. Sobre todo, asturianaes. Soy muy cantarín. Aunque, cuando canto, llueve (Ríe).

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-¿Y, si no llueve, se escapa a la playa?

-Cuando me dejan un minutín, voy a comer a Avilés, porque a mi familia la tengo allí. O a San Juan de la Arena, donde tienen una casa. Y me baño si tengo que bañarme. Soy de puerto de mar, así que me tira mucho.

-Agradecerá quitarse el alzacuellos con este bochorno...

-Con el alzacuellos, hubo un antes y un después. Nunca lo llevé hasta que, hace trece años, el obispo me invitó a ser vicario de Gijón-Oriente. Entonces me dijo que le gustaría que fuésemos vestidos de clergyman. Y, al principio me costó un poco, pero ahora lo veo lo más normal del mundo. De verdad que no se pasa calor, ye acostumbrase.

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