Una primera piedra puesta en 2010, una nueva ley y a la espera de Sepides

Para hacer el proyecto, en 2010 se formalizó un crédito participativo de 88 millones de euros, que en 2013 se incrementó a los 90,5. Pero la situación financiera de la ZALIA cada vez era peor y a finales de 2016 ya había una deuda de 107 millones de euros. En todo este tiempo, sólo se vendió una parcela y fue a la patronal del transporte Asetra, que pagó 700.000 euros por 7.400 metros cuadrados. Desde entonces, hubo interés por parte de algunas empresas, pero la falta de energía eléctrica dio al traste con todas estas iniciativas. Es decir, está completada la urbanización de la primera fase de la ZALIA, pero nada más.

Sí se ha dado un paso en firme para asegurar el futuro de esta infraestructura pero ha sido tal la tramitación administrativa que parece que ese mismo paso se dio varias veces. Se trata de la refundación de la entidad para que el Principado tenga la mayoría accionarial, pasando del 40% al 86,71%, mientras que el Ayuntamiento de Gijón retiene su participación del 9,91%.

Ahora parece que lo único que queda para que la ZALIA se vea relanzada, una vez inaugurados sus nuevos accesos en abril de 2023, es que se materialice la entrada de Sepides en la sociedad, pero la entidad estatal asegura no saber nada al respecto y ahora afronta un cambio de ministerio, pues pasará de depender del de Hacienda al de Industria.