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Saber qué hacer ante un atragantamiento o cómo realizar adecuadamente las compresiones torácicas en una reanimación cardiopulmonar puede contribuir a salvarle la vida a una persona que está en situación de emergencia. Pero hay otras acciones de la vida cotidana, como ponerse un abrigo o beber un vaso de agua, que para algunos pacientes pueden ser retos desafiantes y también es importante «ponerse en su situación para entender sus limitaciones». Por eso, el Hospital de Cabueñes acogió este jueves la I Feria de Simulación, centrada en los primeros auxilios, para formar a los profesionales sanitarios y no sanitarios del Área V en nociones tan básicas como la técnica de reanimación cardiopulmonar (RCP) en menores y adultos, al mismo tiempo que comprueban en su propia piel las dificultades de vivir con artrosis, Parkinson o una enfermedad respiratoria grave.
A través de una yincana compuesta por diez talleres formativos en diferentes zonas del hospital, muchos médicos, enfermeros, residentes, estudiantes en prácticas, celadores, personal administrativo y resto de personal sanitario del Área V recorrieron las estaciones para aprender a montar un botiquín, poner y retirar un equipo de protección individual, ponerse en la piel de una persona mayor, cómo realizar una RCP y colocar a alguien en posición lateral de seguridad, cómo actuar ante un atragantamiento o cómo es un viaje en la parte de atrás de una ambulancia.
Los profesionales que realizaron la yincana tuvieron la oportunidad vivir en primera persona algunas de las consecuencias del envejecimiento. Fue en el taller de 'Parkinson y ancianidad', donde probaron una rodillera que reproduce la rigidez de la artrosis en las personas mayores; una banda en la cintura que produce dolor en la columna vertebral y unas gafas que reducen la visión de forma similar a la de una persona con cataratas. «Vemos la limitación tanto en la movilidad como a la hora de desplazarse, porque ven menos», señaló la directora del hospital, Isabel González Fouces.
En otra parte del taller, sin embargo, debían colocarse un chaleco con peso que produce una compresión torácica y simula la dificultad para respirar de los pacientes con enfermedades pulmonares, que «no pueden hacen respiraciones completas», apuntó, así como unas tobilleras con peso que «reproducen el dolor y la dificultad de los pacientes con insuficiencia cardíaca que acumulan líquidos en las extremidades inferiores». Y, por si fuera poco, otro añadido más: unas pinzas para sentir la dificultad respiratoria en la nariz. Pero la actividad más impactante fue una que consistía en ponerse unos guantes que reproducen el temblor de las personas con Parkinson.
En el taller de RCP, dividido en uno para menores y otro para adultos, aprendieron la maniobra 'ver, oír y sentir', para comprobar si la persona respira, y practicaron la técnica de las compresiones. «Hay que comprimir un tercio del grosor y realizar entre 100 y 120 compresiones por minuto, en tandas de 30 y con dos insuflaciones entre tanda y tanda», explicó Paula Recena, médico de UCI. «A los sanitarios nos puede parecer básico, pero hay mucho personal no sanitario que trabaja en el hospital y que quizá no está preparado para desenvolverse con facilidad en estas situaciones», indicó. Por eso es una formación tan fundamental.
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