Ya están aquí. No han vuelto en masa, pero sí se dejaron ver ayer por la mañana en algunas pescaderías. Los oricios estrenan temporada. Otra más en su prolongado romance con la ciudad de Gijón. Solo que la historia ha cambiado en los últimos años, ... mudando de un cliché popular, asequible y mundano a otro elitista al alcance de muy pocos bolsillos. Los primeros oricios del otoño invierno de 2023 llegan con un común denominador: son pequeños, gallegos, «sabrosos» a decir de sus vendedores y, un año más, endemoniadamente caros. Entre 18 y 20 euros el kilo y, a decir de quienes están detrás del mármol, con visos de seguir así hasta la primavera.
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«Nosotros hemos traído esta vez 17 kilos. Ya vendimos una pequeña partida hace un mes y salieron muy buenos. Luego llegaron las tormentas y ahora siguen siendo pequeños, pero están muy ricos», defiende Ana Inés (Inés es apellido), desde su puesto del Mercado del Sur. Allí lleva Pescaderías Llastres seis años de andadura, a sumar a sus cuatro décadas en la calle Piles, en el barrio de La Arena. Son los mismos dueños, aclara, pero los 17 kilos los han pedido para su puesto. ¿Y si, con estos precios, no se venden? «Pues el fin de semana nos pegamos una oriciada en casa. ¡Qué remedio!», contesta airosa Ana Inés.
«Depende del proveedor»
Llastres tiene el kilo de oricios a 19,90. Una cifra que asusta. Pero, según cuenta Inés, no queda otra. «Depende de cómo nos lo ponga el proveedor», que en este caso, indica, es gallego. A unos metros tan solo, en Los Playos, la cifra se recorta un euro. Sigue impactando, no obstante, ver los oricios, en este caso, a 18,90. «Ese es su precio. El marisco se cotiza», blande Pedro Fernández, poniendo en práctica aquello de que la mejor defensa es un buen ataque. Él normaliza lo actual y sitúa en un plano atípico lo pretérito. «Lo que pasa es que antes ibes a Cimavilla pedíes algo de beber y dábante un montón de bígaros de tapa. Y eso ya se acabó. El que quiera vicios que los pague», insiste Fernández. Un cliente metido en años mete baza en la conversación y abunda en las comparaciones: «Cuando ibas a una espicha había una montaña de oricios para coger lo que quisieras. Pero ahora...». Mira para la caja de negros erizos, se ablanda y lo perdona todo, en especial el precio: «Es que esto es una maravilla».
En la calle Covadonga, esquina con Pelayo, Josmar tenía ayer el precio más barato, 17,95, también es cierto que los oricios eran bastante menudos. «Son pequeños, pero están sabrosos», subrayaba José Manuel Vega. En Josmar ya tuvieron una partida a principios de mes, pero ahora piensan en mantener la oferta toda la temporada. ¿Y el precio? «Pues no creo que cambie mucho. Están caros porque cada vez hay menos perceberos y el marisco se cotiza. Pienso que van a estar entre los 15,95 y los 19,95 euros todo el año». Vega, al igual que Pedro, prefirió dejar las cosas claras y no prometer una bajada que, con toda probabilidad, no llegará.
Siete años de veda
El encarecimiento ha venido parejo a la veda asturiana, que suma su séptimo año. El sector pesquero, en especial el percebero, reclama recuperar esta pesca en 2024 y el planteamiento del Principado pasa por hacerlo solo en caso de un informe biológico favorable y restringido a la pesca profesional; no a la deportiva. El oriciu ha pasado de ser una seña de identidad gijonesa a, casi casi, un distintivo de clase.
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