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Desde la noche electoral, hace 18 días, Foro marcó el ritmo de las negociaciones para que Carmen Moriyón vuelva a ser alcaldesa de Gijón desde el próximo sábado. Los foristas no lograron ser la lista más votada, lo que les obliga a hacer un ... esfuerzo para articular una mayoría absoluta alternativa a la de los socialistas, ganadores de las elecciones. Eso solo pasaría -en el ámbito de la derecha- por contar con los votos a favor de PP y Vox.
De todo este proceso, por difícil que pudiera parecer, siempre se tuvo la sensación de que la opción más sencilla sería la más correcta. En ese mismo estuvo Foro. Tras una primera semana que todas las partes se dieron de asueto, se pisó el acelerador. Foro cerró un acuerdo de gobierno con el PP y fio la investidura a que Vox entrase por el aro, dado que la alternativa es que gobierne el PSOE como cabeza de la lista más votada.
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Pero ahora se ha encontrado con que Vox no lo va a poner fácil. De entrada, no quiere que le impongan ningún relato y le señalen como el partido que hizo fracasar un gobierno de derechas en Gijón. En ello están, visibilizando cada día más un cabreo con Foro, al que acusa de haberle ninguneado. De hecho, quita al PP de la ecuación tras la defensa desde el primer momento de los populares de que esto se hiciera a tres bandas.
Si días atrás se habían ido caldeando los ánimos, ayer explotó. A los dos ediles de Vox ya no le gustó que el martes se reunieran con ellos, se les pidiera discreción y horas después anunciaran un acuerdo con el PP sin que siquiera se les avisara. Ayer, segundo intento. Menos de una hora sin que saliera nada en claro. Solo cabreo. La candidata electa de Vox, Sara Álvarez Rouco, que acudió con el número dos, Oliver Suárez, no pudo ser más elocuente al término de la cita: «Foro se niega a llegar a acuerdos con Vox. Quiere que gobierne la lista más votada (el PSOE) en Gijón». Según constató Álvarez Rouco, Foro «no está dispuesto a incluir como pacto programático de gobierno ninguna propuesta de Vox».
Esto ha hecho saltar las alarmas y empieza a poner en cuestión eso de que lo más fácil parezca lo más posible. El nerviosismo ha llegado al PP que, tras aceptar que no se negocie a tres bandas, entendió que el liderazgo lo debe de asumir Foro, pues a quien se quiere convertir en alcaldesa es a Carmen Moriyón. Los populares presionan para que se ceda en las conversaciones y recuerdan que ellos dejaron un puesto libre en la junta de gobierno para que, en un momento dado, pueda ser asumido por Vox.
Por su parte, la formación liderada por Santiago Abascal insiste en su postura: «Nuestro voto no va a ser gratis y la única línea roja que ponemos es que se respete a los votantes de Vox. Foro aún no lo ha entendido». ¿Esto son concejalías? Según aclaran desde la formación, no necesariamente. Aunque sigue sin estar muy claro.
Hasta el martes se deslizó la idea de que querían competencias para los dos ediles electos; ayer parecía -o se podía deducir- que solo para uno. Lo que parece más claro es que es una ambición que forma parte de la estrategia de negociación. Desde Vox se insiste que en lo único en lo que está es en dar voz a los gijoneses que les han votado. No es menos cierto que en campaña propuso crear una concejalía de Familia.
En lo programático, el acuerdo de Foro y PP no debería distanciarles mucho, por no decir casi nada. Asuntos como la vuelta de los toros, devolver carriles y coches al Muro o la Movilidad son coincidentes. Los hay en los que discrepan, aunque no están en el documento sino que se irán viendo en el día a día del mandato. Por ejemplo, no quieren saber nada de la ordenanza de igualdad que deja encarrilada el actual gobierno y que tanto Foro como PP asumieron que tramitarán en el próximo mandato. Ya por no hablar del consejo de Memoria Democrática, que el PSOE dejó por constituir, y tiene pocas probabilidades de hacerlo.
¿En qué está Foro? Pues, a pesar de la reunión de ayer, y que no quisiera hacer declaraciones, desde la formación se insiste en que se sigue trabajando en el acuerdo, que está por hacer y que es perfectamente factible. No obstante, el margen para desdecirse es mínimo. Moriyón recalcó en campaña que no pactaría «con extremos ideológicos» para hacerse con el bastón de mando. El Consejo de Mujeres aprovechó estos días para recordárselo: «Se comprometió públicamente a que no iba en ningún caso a pactar con Vox», interpretó.
Vox se aferra a su condición de actor necesario. Sin sus dos ediles, la derecha suma 13 votos y necesita un mínimo de 14. «Gijón no entendería esta cerrazón de Foro para llegar a un acuerdo. Nuestra predisposición está clara, pero son ellos los que están negando a un numeroso sector de los gijoneses lo que han expresado con sus votos, el deseo de tener un gobierno estable», afirmó Álvarez Rouco, quien mantiene su mano tendida.
A todo esto, los socialistas aguardan. Ni negocian ningún acuerdo ni se les ha contactado para que formen parte de ninguno. Eso sí, niegan que en algún caso vayan a dar sus votos para que Carmen Moriyón sea alcaldesa para cerrar el paso a Vox. Ellos, recuerdan, son la lista más votada y, por tanto, dicho respaldo debería realizarse a la inversa.
Aunque el PSOE está más en un escenario lógico del sábado, la suma de votos de la derecha que le situará en la oposición, sigue mirando de reojo a una hipotética carambola. Por eso no ha dejado de apelar a un cordón sanitario frente Vox, «porque es una fuerza que se sirve del sistema democrático para dañarlo».
La cuenta atrás está activada. Hasta el desenlace definitivo, el sábado a las 11 de la mañana, en el salón de plenos, seguirán produciendose movimientos, llamadas y presiones. «No nos temblará el pulso», advierte Vox. Y pone para ello como ejemplo la región de Murcia, donde el PP dejó sin puesto en el parlamento y en consecuencia ha roto cualquier posibilidad de pacto, dejando un escenario incierto. «Si realmente Foro y PP quieren formar una alternativa seria a las políticas de izquierdas que han arruinado Gijón, el único camino que tienen es acordar con Vox lo que nos corresponde como cuarta fuerza más votada», insiste Rouco.
En el plan b, si no diese tiempo de aquí a pasado mañana, es articular una moción de censura a posteriori al alcalde socialista, aunque obligaría a volver a ponerse de acuerdo.
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