Secciones
Servicios
Destacamos
El Ayuntamiento quiere que se derribe ya, sin tener que esperar al desarrollo completo del plan de vías y la construcción de la futura estación intermodal. La demolición del viaducto de Carlos Marx será una de las peticiones que la alcaldesa, en primera persona, ... trasladará a la próxima reunión del consejo de Gijón al Norte. La otra petición que Carmen Moriyón pretende plantear en esa reunión que aún no tiene fecha programada será que se adecenten los terrenos ferroviarios que se extienden desde dicho viaducto hacia el centro, hasta el parque del 'solarón', con una intervención similar a la que hace ocho años, durante su anterior etapa en la Alcaldía, permitió recuperar este espacio para el uso ciudadano.
Se trata de un entorno urbano cuyo estado deja bastante que desear y que se ha convertido en un foco de insalubridad, tal y como señalan los vecinos y quienes, sin serlo, frecuentan una zona en la que confluyen los Juzgados, la estación provisional y, al otro lado de las vías, la comisaría de Policía.
A principios del pasado verano, Gijón al Norte encargó a la sociedad pública Tragsa la limpieza de las parcelas del 'solarón' entre el Museo del Ferrocarril y el parque de Moreda. Era la tercera vez que se llevaban a cabo trabajos de esta índole en esa zona. Fueron retiradas 20 toneladas de basura y de elementos vegetales que daban una imagen casi selvática a esos terrenos. Con esa operación de limpieza, varios 'sin techo' que malvivían allí en tiendas de campaña tuvieron que abandonarlas.
En octubre, la Policía Local desalojó a las últimas quince personas sin hogar que continuaban en los terrenos del plan de vías. Servicios Sociales intervino para favorecer su realojo en alguno de los dispositivos de alojamiento temporal de los que se dispone. No todos aceptaron.
A escasos metros, el viaducto de Carlos Marx es hoy en día el refugio de «cuatro o cinco» personas que pernoctan a la intemperie, sobre viejos colchones. El procurador Manuel Fole los ve aún dormidos cuando, a primera hora de la mañana, aparca su moto justo al lado para ir a los Juzgados. «Al mediodía o un poco más tarde ya ves pequeños corrillos de más gente que viene de otros lugares de la ciudad y se reúnen aquí por grupos para charlar y pasar el rato».
Bajo el viaducto de Carlos Marx se acumulan residuos de todo tipo y procedencia: alimentos en descomposición, latas, botellas de plástico y de vidrio, montañas de prendas y mantas... hasta un carrito de bebé y un peluche gigante. «Hace cosa de mes y medio vinieron operarios municipales y lo dejaron todo limpio, pero al poco tiempo estaba ya como se ve ahora», añade Fole.
Noticia relacionada
«Tal y como está, da muy mal aspecto», comenta Elisa Fernández, vecina del barrio de Laviada. Emilio Iglesias lo corrobora, pensando sobre todo en el impacto en quienes «llegan de fuera y en los turistas que salen de la estación y se llevan una impresión de la ciudad que no es la mejor». «Era necesaria más limpieza», abunda Fernández.
La cuestión, explican fuentes municipales, es que mientras haya personas pernoctando bajo el viaducto, los operarios de Emulsa no pueden intervenir. Lo que se suele hacer es «operar en coordinación con la Policía Nacional y los Servicios Sociales» al identificar situaciones en que una persona sin hogar pernocta de forma permanente en un espacio público. Es entonces cuando agentes de la Policía Local acuden al lugar y le comunican que al día siguiente deberá abandonarlo para proceder a la limpieza, tarea de la que se ocupa la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano (Emulsa). Al tiempo, los equipos de intervención en calle del área de Servicios Sociales le ofrecen alternativas, como recurrir al Albergue Covadonga, pero no todos aceptan. «Es gente que está acostumbrada a estar a su aire, sin horarios ni nada de eso. Otros tienen mascotas, y en el Albergue no pueden estar con ellas... Somos conscientes de que no los puedes llevar a ningún sitio obligados», reflexiona el presidente de la asociación de vecinos de Laviada, Florencio Martín, 'Floro'.
El proceder del Ayuntamiento para solventar los problemas de insalubridad detectados en el viaducto de Carlos Marx no responde a una periodicidad. «Es algo que pasa de forma habitual. Se conoce la situación y se actúa siempre que se considera pertinente o cuando la suciedad acumulada supone un problema de salubridad», anotan fuentes municipales que insisten en que «la solución definitiva pasará por el derribo del viaducto» y por acondicionar ese espacio para poder «integrarlo en la ciudad. Hasta entonces solo se puede estar pendiente e intervenir cada vez que sea necesario».
El convenio del plan de vías de 2019 establece la demolición del viaducto de Carlos Marx como una «actuación asociada» a la construcción de la estación intermodal. El estudio económico del plan cifra en 1,6 millones de euros el coste de las obras necesarias para echar abajo esta estructura que comunica los barrios de Laviada y El Natahoyo. La incógnita, que ni siquiera el Ayuntamiento puede despejar, es quién correría con los gastos de esa demolición si, como pretende la alcaldesa, se adelanta al plan previsto.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.