'Vermutón' navideño y últimas compras por Gijón

Un poco más allá, Álvaro, un chiquitín de La Calzada que daba un paseo con sus abuelos, no podía quitar los ojos del escaparate de Panrís, repleto de apetitosos roscones y con una imponente cola ante su puerta. «Hay que comprar pan para dos días», comentaba el abuelo de Álvaro observando a la multitud que esperaba a lo largo de la calle de Tomás Zarracina.

No era la única cola 'dulce' de la ciudad. Bajo la placa de la calle del periodista Adeflor, junto a la Cafetería Europa, se observaba tumulto a lo lejos. ¿Tortillas para Nochebuena? Por qué no... Y aunque en la cafetería había gente, lo cierto es que siguiendo la fila se llegaba hasta las puertas de la confitería La Fe, que repartía dulces y pasteles a manos llenas. También se podía ver ante las puertas de ciertos restaurantes algún coche aparcado. ¿La misión? Llevarse a casa la cena encargada desde hace días. «Tenemos muchos más encargos para esta noche que para Nochevieja, pero seguro que a lo largo de la semana nos llegan más», contaba uno de los camareros del Restaurante El Requexu, en la carretera de la Costa. De sus cocinas, salían potas de sopa de marisco, crema de nécora, rubiel, merluza... y hasta cochinillos enteros.

En el cercano Mercado del Sur, la cosa estaba más tranquila. Tan solo, de nuevo, las panaderías y los puestos que vendían quesos y embutidos parecían estar un poco más animados. Los amos y amas de casa parecían haber hecho los deberes con antelación, aunque siempre se encuentra alguno escogiendo alguna pieza de solomillo o mirando con interés los pocos pescados y mariscos que quedaban en los estantes.

Un nuevo plano de la película navideña. En la Ruta de los Vinos, multitud de jóvenes, con gorritos de Papá Noel, gafas de colores, jerséis de renos... El 'vermutón' navideño que se montó apuntaba maneras. «Venimos todos los años, en Nochebuena y en Nochevieja», nos contaban ante El Almacén Olaya Suárez, Paula Fanjul, Paula Neira y Blanca Pérez. «Picotearemos algo por aquí y nos quedaremos hasta la hora de cenar», anunciaban mientras posaban para la cámara. Y además, nos contaban, no es la primera vez que salen en el periódico. «Cuando la pandemia salimos en portada en la playa de San Lorenzo, quitándonos las mascarillas», recordaban. Todo aquello, a pesar de lo pasado, empieza a quedar oculto en la memoria por las alegrías del hoy. Porque como toda película navideña, a pesar de la nostalgia y de los recuerdos, bien se merece esta nuestra del día de Nochebuena un final feliz. Y qué mejor final que un brindis con familia y amigos bajo el generoso sol de diciembre en Asturias.